A mí me gustaría entender qué les pasa a nuestros políticos que son capaces de gastarse 70 mil euros en un año en fotografías. Según publicó ayer El Mundo, Francina Armengol, la presidenta del Consell de Mallorca, se habría gastado en un año este dineral sólo para ser retratada. ¿Cómo? Si tenemos en cuenta que con un fotógrafo basta, si hemos de suponer que le bastan con fotos digitales y que no invierte en copias, ¿cómo se puede gastar tanto dinero? Me preocupa además porque encima esta afición denuncia que nuestros políticos se han quedado en el pasado, que no han visto que el vídeo se ha convertido en la estrella, que más importante que Flickr es Youtube, que no se han cuenta que un político quieto no vende y que uno en movimiento seduce. Pero es lo que tenemos. No hay crisis que valga: antes dejamos de gastar en libros, en comida para los niños, en el patrimonio histórico, que en las fotos. Da igual que Santueri esté abandonado, que no haya teatro o que no tengamos accesos para minusválidos. Las fotos son lo primero.
