Brillante futuro

Las palabras del presidente del Govern de les Illes Balears, José Ramón Bauzá, vertidas en la entrevista realizada por menorcadiario.es tras la presentación de este medio el viernes (“Menorca es la isla que más posibilidades tiene de crecimiento”), no deben significar únicamente un eufemismo para destacar lo que es evidente: Menorca marcha a la zaga económica del archipiélago. El problema no es de ahora, sino que es un mal añejo fundado en un acceso tardío y poco decidido a aquellos sectores productivos más rentables y que constituyen el eje de la economía balear. Menorca cuenta con una escasa industria, un sector de servicios que necesita una meditada revisión y una conectividad muy reducida. Pero, paradójicamente, por todo eso, nuestra Isla goza de un largo recorrido y de un brillante futuro cargado de oportunidades por explotar.
Los pasos que se han ido haciendo hasta el momento requieren ahora de otros, porque Menorca necesita algo más: ayuda. El Presidente hace una lectura acorde a la realidad. Nuestra Isla parte con desventaja en la recuperación económica porque es la que más ha caído frente a sus dos hermanas en esta crisis. Jugar con este legado no ha sido ni será fácil, por lo que solicitar mayores dotaciones para Menorca no es un ejercicio de desigualdad respecto a las otras ínsulas, sino de justicia. Baleares funcionará en la medida en que sus tres (cuatro) Islas evolucionen de forma conjunta, un hecho que ahora mismo no se produce.
Tras la travesía por el desierto que ha dejado la mayor crisis financiera de la historia y que ha paralizado las constantes vitales de la sociedad, Menorca necesita ahora beber en el oasis para seguir su camino hacia un vergel en el que establecerse. Ese trago debe llegar en forma de ayuda, pero no como una limosna, sino como un ejercicio de justicia que sirva para incentivar el tejido económico insular, sobre todo el de servicios, turismo y transportes, al objeto de vivir en igualdad de condiciones con el resto, y básicamente con aquellos centros donde su volumen de población permite más oportunidades. Pero no solo hablo de aportaciones de capital sino de celeridad y facilidad en el trámite administrativo, conectividad aérea o igualdad de oportunidades, entre otros.
Solo mejorando el tejido empresarial, mejoraremos la situación de los ciudadanos. Es cierto que existe un suave repunte económico que se vislumbra en lo que parece un evidente inicio de recuperación tras la crisis, pero esto no nos puede hacer olvidar que no puede haber trabajo y sueldos dignos sin empresas fuertes y leyes justas que fomenten el beneficio mutuo de trabajadores y empresarios. El populismo idealista que fomentan algunas formaciones no hace más que romper este equilibrio. Gobernar es mucho más que eso. Luchar como dice Bauzá por una financiación autonómica justa es un inicio.
Pero recuerden, pedir y recibir lo que Menorca necesita no es una deshonra, ni una afrenta. Que Menorca vaya bien irá también en beneficio de toda Baleares.

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