La presión del colectivo médico ha vuelto a sentirse este jueves en Palma, donde cerca de un centenar de profesionales se han concentrado frente a la Delegación del Gobierno para exigir al Ministerio de Sanidad cambios profundos en el nuevo Estatuto Marco que regulará la profesión. La protesta coincidía con una reunión de urgencia convocada por el propio Ministerio, aunque los sanitarios aseguran que la voluntad de diálogo “llega tarde y forzada por la movilización”.
Con pancartas que reclaman un estatuto propio y mensajes directos —“La dignidad del médico no es negociable”—, los manifestantes han expresado su frustración por un borrador que consideran lesivo para sus derechos laborales. Las consignas coreadas tampoco han dejado lugar a matices: desde un contundente “Mónica dimisión” dirigido a la ministra de Sanidad, Mónica García, hasta un irónico “Mónica rancia, nos vamos a Francia”, con el que han advertido de la fuga de profesionales si no se corrigen las condiciones actuales. También se ha escuchado el grito de “aquest estatut és esclavitut”, denunciando que la propuesta ministerial supondría un retroceso en derechos.
Entre las reivindicaciones, ha vuelto a aparecer una de las más sensibles del colectivo: “a hora trabajada, hora cotizada”, una demanda que los sindicatos consideran básica para dignificar la profesión y evitar jornadas encubiertas o sobrecargas no reconocidas.
CUATRO DÍAS DE HUELGA
La convocatoria forma parte de las cuatro jornadas de huelga impulsadas por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) entre el 9 y el 12 de diciembre. En Baleares, el Sindicato Médico (Simebal) ha confirmado que el seguimiento de esta tercera jornada se ha mantenido en torno al 85 por ciento, cifras similares a los días anteriores.
Los facultativos insisten en que no buscan un pulso político, sino un marco laboral que garantice estabilidad, derechos y condiciones que eviten la fuga de talento. El Ministerio, por su parte, deberá decidir en los próximos días si incorpora las reclamaciones del colectivo a un Estatuto Marco que ya ha encendido las primeras alarmas en los hospitales de todo el país.
