Me lo dicen hace diez años y no lo hubiera creído: ¿qué están edificando una mole en Formentor? No, no puede ser. Pero es cierto. Y es porque nuestra izquierda lo ha consentido. Allí están todos los dirigentes del PSOE pringados de una manera o de otra. Allí es donde se ahoga todo su discurso. Una urbanización para multimillonarios a costa del que posiblemente sea el lugar más bonito de la Isla. Yo no quiero preguntar cómo ha sido posible, porque si uno plantea esta cuestión te explican que sí, que hay unas normas subsidiarias, que el plan parcial, etcétera. De modo que hubo que derribarle una vivienda relativamente admisible a la familia Real en Porto Pi, donde no queda ni un hueco sin edificar y, en cambio, Formentor se puede destruir impunemente. Ahora, la batalla va a los tribunales, donde todo lo que se disputa son los intereses por una vista u otra. Pero aquí lo grave es previo: quién, cómo, cuándo autorizó todo esto; cuándo salió a información pública que se iba a poder edificar en un enclave así. ¿Ustedes se acuerdan? No. No, porque no fuimos informados, porque no fuimos alertados por los medios de comunicación ni, curiosa y sospechosamente, tampoco por los movimientos ecologistas que pondrían el grito en el cielo ante otros atentados urbanísticos pero no por este.
