Con cierta periodicidad se observa cómo personas, incluso políticos y cargos públicos, y también entidades de cierta relevancia, lo cual es aún más grave y en cierto modo descorazonador, se permiten el exceso de desbarrar en las redes sociales, con comentarios claramente inapropiados, cuando no plenamente aberrantes.
Hace unos días nada menos que un sindicato representativo de funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía, la Unión Federal de Policía (UFP), publicó en su cuenta oficial de Twitter un mensaje amenazante a cuenta de la situación en Catalunya. “Contra los golpistas...¿Hablamos?”, decía el tuit, ilustrado con una fotografía de un grupo de agentes de los GEO fuertemente armados y con pasamontañas. Tras la denuncia pública que hizo el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, el sindicato se disculpó aduciendo que se trataba de una broma y un “meme” para rebajar la tensión ante el desafío independentista. Pero lo cierto es que no pareció una broma sino un exceso absolutamente irresponsable, porque el sentido común y la necesaria prudencia con que debe manejarse todo responsable de una cuenta de Twitter de nada menos que una organización sindical de la Policia Nacional, desaconseja bromear con un asunto así y menos aún del modo en que se hizo.
Más recientemente, concretamente el 12de octubre, Día de la Fiesta Nacional, aparecieron ciertos comentarios de alegría y mofa ante el accidente de un caza que había participado en la exhibición aérea en Madrid, cuando procedía a aterrizar en la base aérea de Los Llanos (Albacete) y que tristemente le costó la vida al piloto, el capitán Borja Aybar García. Tales comentarios son absolutamente repugnantes e intolerables. Aquellos que amparándose en el anonimato los profieren, demuestran una gran indignidad y una catadura moral impropia de un ser humano. Aún más grave resulta que uno de esos comentarios de burla fuera hecho por un cargo público de ERC en el Ayuntamiento de Hospitalet de Llobregat en su cuenta personal de Twitter.
La gente debe tomar conciencia de que el uso de las redes sociales exige la misma responsabilidad que si se escribiese en la prensa escrita o por cualquier otro medio, algo que parece olvidarse a menudo. Pero sobre todo requiere un uso responsable de las mismas, donde por más que algunos lo pretendan, no se está en un territorio sin ley, donde al amparo de la libertad de expresión y de la inmediatez que proporcionan, se puedan expresar los pensamientos más abyectos sin consecuencias.