Los diputados socialistas Carles Bona y Marco Antonio Guerrero son los protagonistas de esta contradicción. Mientras el grupo socialista critica la educación privada, el Infiltrado ha podido saber que Bona, hijo de la exrectora de la UIB Montserrat Casas y del catedrático Carles Bona, lleva a sus hijos a uno de los colegios privados más reconocidos de Palma.
Marco A. Guerrero, diputado por Ibiza y concejal de Sant Antoni de Portmany, ha optado por el colegio un centro privado y de alto prestigio en la isla, considerado como el nº 1 en Baleares por sus sobresalientes resultados académicos.
En sus intervenciones, ambos diputados se muestran férreos defensores de la educación pública, pero ellos optan por la educación privada a la hora de escolarizar a sus vástagos envían un mensaje distinto. Esta incongruencia entre lo que se dice y lo que se hace, genera evidente incomodidad entre algunos de los compañeros de grupo parlamentario, que en privado no ahorran críticas hacia los mencionados.
En pleno debate sobre la financiación de los centros públicos, la expansión de universidades privadas y la regulación de los conciertos educativos, que dos de los diputados más visibles del PSIB opten por lo privado genera un contraste difícil de justificar ante la opinión pública.
Mientras el PSIB insiste en la defensa de la educación pública como un derecho fundamental, la realidad doméstica de Bona y Guerrero recuerda que, a veces, los discursos quedan en las sesiones del Parlament y las decisiones personales que toman los políticos distan mucho de sus discursos.
