Gabriel Moragues hace un repaso de cómo se ha desarrollado la temporada: "Mayo fue muy malo, con caídas superiores al 30 por ciento respecto a otros años. Junio mejoró, pero sin alcanzar los niveles habituales. Julio empezó con la primera quincena floja y la segunda mejoró; agosto comenzó bien y terminó con una bajada de más del 20 por ciento. Septiembre repuntó gracias a los residentes y la vuelta a los colegios".
Por su parte, Antoni Bauzà aporta contexto: "Este año no ha sido malo, pero hemos visto una caída en nuestra facturación de entre un 15 y un 20 por ciento respecto a los años anteriores. Los tres veranos posteriores a la pandemia fueron excepcionales; había un exceso de ganas de salir. Ahora todo se ha ralentizado un poco y la situación se ha normalizado".
Ambos portavoces del sector coinciden en que la estacionalidad es determinante: "En invierno trabajamos dieciocho días de treinta. Con ocho horas no se sobrevive, trabajamos diez, doce, a veces catorce para cubrir costes", señala Moragues. El presidente de la Agrupación Empresarial de Taxis subraya que en temporada baja "estamos todos sobrados. No tiene sentido dar licencias anuales. Lo correcto es reforzar en verano, que es cuando realmente se necesitan taxis".
EL TURISTA DE VERANO Y SU CAPACIDAD DE GASTO
Uno de los factores que explican esa bajada es el perfil del visitante. El taxi ha notado especialmente el incremento de un turismo de menor poder adquisitivo: "Muchos vienen con lo justo, lo que llamamos el turista de hamburguesa y patatas. Ese tipo de cliente no se plantea coger un taxi salvo en caso de urgencia", explica Moragues.
El ocio nocturno de Palma también ha perdido peso: "De lunes a jueves por la noche la ciudad estaba muerta. Solo los fines de semana había algo de ambiente, pero nada que ver con otros años”. El impacto para el sector es directo: menos vida nocturna implica menos carreras.
El perfil del visitante también ha cambiado. Moragues habla del "turista de hamburguesa y patatas": “Muchos vienen con lo justo”. Bauzà explica que se trata de "turistas diésel", aquellos que optan por transporte público colectivo porque su capacidad de gasto es limitada.
CONDUCTAS INCÍVICAS Y TURISMO DE BORRACHERA
Los incidentes relacionados con el comportamiento de los turistas también han marcado la temporada. Bauzà apunta: "Siempre hay gente que lleva dos copas de más. Este tipo de turismo no lo queremos".
Moragues agrega: "Suben mojados o llenos de arena, dejando los asientos empapados. El taxi es nuestra herramienta de trabajo y debe estar en condiciones. Si no se regula, surgen tensiones con los clientes y entre compañeros".
INCIDENCIAS EN EL AEROPUERTO Y COMPETENCIA DESLEAL
El aeropuerto de Palma sigue siendo un punto crítico. Moragues critica la falta de control: "AENA dice que no puede hacer nada, pero si yo pusiera una máquina de Coca-Cola en medio, en cinco minutos vendrían a retirarla. Aquí falta voluntad política". Bauzà coincide: "En el hall del aeropuerto no hay presencia policial. La imagen que se da al turista es lamentable. Esto debería resolverse con inspectores y regulación efectiva".
El intrusismo sigue siendo un problema estructural. Moragues denuncia que Uber y otras VTC operan fuera de la normativa: "Ellos cobran lo que quieren, cargan donde quieren, y yo tengo que cumplir tarifas impuestas, horarios y paradas. Eso no es competencia leal".
Acto seguido, enfatiza la situación en el aeropuerto: "Hay personas que se colocan con un cartel indicando el destino y ofrecen el trayecto en plena cola del taxi. Lo denunciamos año tras año y nadie lo frena. La imagen que se da es de república bananera". Ambos coinciden en que faltan inspectores: "En todas las Baleares solo hay cinco. Como mínimo debería haber dos en cada isla y un par fijos en cada aeropuerto", señala Bauzà.
MÁS TAXIS, MÁS COMPETENCIA
La llegada de unas 200 licencias estacionales ha sido clave para reforzar la presencia de taxis en municipios como Palma o Calvià. Para Bauzà, la medida tiene doble efecto: "Ha mejorado el servicio al ciudadano y ha reducido las quejas, pero también ha generado más competencia dentro del sector. Al final estamos poniendo más coches en la calle".
Moragues señala un problema más estructural: "Algunas licencias temporales no cumplen las condiciones para las que se concedieron. La administración debería retirarlas, pero no tiene medios. Les hacen falta 22 personas en Movilidad para controlar la flota".
El dirigente de Taxi-PIMEM critica la competencia desleal dentro del sector: "Si la licencia temporal hace competencia a la fija sin cumplir su cometido, es insostenible. Hay que exigir que presten el servicio para el que se les adjudica".
COSTES OPERATIVOS Y SEGUROS
El aumento de costes es una de las mayores preocupaciones. Moragues explica que los seguros han alcanzado cifras insostenibles: “Hace dos años el combustible llegó a máximos históricos. Estamos pagando de seguro de taxi una media de 3.500 euros por coche, y hay gente pagando 5.000 y 6.000. Nadie puede imaginar que son 500 euros cada mes”.
Añade que, sumando autónomo, coche, posibles averías y emisora, "se alcanza un punto muerto de unos 100 euros diarios, a partir del cual se empieza a ganar dinero". También alerta sobre la siniestralidad de las VTC y su impacto en los seguros: "Toda la siniestralidad de estos vehículos se nos ha trasladado a nosotros. En Madrid, por ejemplo, las VTC tienen un 2,5% más de siniestralidad que los taxis".
TARIFAS: RETRASO Y BUROCRACIA
La implantación de la tarifa unificada generó confusión. Bauzà explica: "Muchos taxímetros no se actualizaron hasta semanas después. Nos encontramos con clientes que un día pagaban una cosa y al día siguiente otra. Esto genera desconfianza y es fruto de la lentitud administrativa".
Moragues añade que los profesionales han soportado años de costes crecientes sin subir tarifas: “Llevábamos tres años sin subir precios mientras el combustible y los seguros aumentaban. Sumado a atascos y largas jornadas, la situación es insostenible”.
CONVENIOS TERRITORIALES Y COLABORACIÓN
Ambos dirigentes destacan los avances de los convenios territoriales. Moragues: “El convenio del norte, entre Alcúdia, Pollença y otros municipios, ha sido un paso de gigante. Igual que el de Palma, Calvià y Llucmajor. Debería extenderse a toda la isla en dos o tres bloques bien organizados”.
Bauzà añade: “No puede ser que un municipio tenga restricciones y otro no. O se eliminan las limitaciones, o se iguala todo. Queremos que el taxi siga siendo rentable, útil para el ciudadano y compatible con un turismo sostenible”.
Moragues destaca la importancia de compartir servicios mediante la aplicación: “Ya hay experiencias funcionando en la sierra de Tramuntana y Llucmajor, donde se comparten servicios excedentes. Esto permite cubrir huecos y optimizar recursos sin perder ingresos”.
FUTURO DEL SECTOR
Gabriel Moragues resume los desafíos futuros: "Si no se obligan a cumplir las condiciones de las licencias temporales, si no se regula la competencia de Uber y VTC, y si no hay un mínimo de control por parte de la administración, el sector nunca tendrá estabilidad".
Bauzà añade: "Queremos que el taxi siga siendo un servicio rentable, seguro y útil, compatible con un turismo más sostenible. El reto es equilibrar todos estos intereses". Ambos coinciden en que la colaboración interna, la homogeneización de normas y la menor burocracia son esenciales para garantizar la supervivencia del sector.