Luís Fernández del Barco. Foto: J. Fernández Ortega
¿Cómo están los guardias civiles en Baleares?
— Descontentos. La carestía de la vida afecta a todos, y aquí no vemos una solución a las demandas de la plataforma Insularidad Digna. Hace meses que se llevan a cabo movilizaciones pero sin conseguir resultados hasta ahora.
La plataforma se plantea la posibilidad de hacer huelga...
— Sí, después de agotar las concentraciones de este verano, los sindicatos planean convocar paros a partir de septiembre. Es lógico, el siguiente paso es apretar, aunque nosotros no podemos hacer huelga. Al menos, sí hemos conseguido ciertos beneficios fiscales por parte del Govern de Marga Prohens, que ha ayudado a guardias civiles y policías nacionales.
¿Qué hay del tema de la vivienda?
— Es un problema grave. El complemento de residencia debería adaptarse a cada isla: Mallorca, Ibiza y Menorca son realidades distintas. Este año, como otros, los guardias son enviados en verano y no encuentran vivienda. Por eso creamos una plataforma en colaboración con todas las asociaciones para que la gente ofreciese sus casas para alquilar. La iniciativa tuvo éxito y hemos podido dar alojamiento a muchos compañeros. También pedimos actualizar las dietas, que llevan 23 años sin revisarse. Y aumentar la plantilla del Servicio Marítimo, que cubre 1.500 kilómetros de costa con escaso personal.
¿Por qué Baleares se ha convertido en un destino poco atractivo?
— Por la falta de incentivos y de personal. La mayoría que viene son forzosos, y muchos no pueden permitirse vivir aquí. La Dirección General ofrece puntos en lugar de dinero, y eso no compensa. El resultado: la gente prefiere destinos más baratos como Soria o Teruel. Se necesita dinero, viviendas y condiciones de trabajo atractivas para retener a los guardias.
¿Cómo afecta la llegada de pateras y la inmigración?
— Hay una gran presión sobre las patrullas de seguridad ciudadana, y denunciamos que se estaban usando indebidamente para estas funciones. Ahora, la USECIC se encarga un poco más, pero falta coordinación entre administraciones: Salvamento Marítimo, Guardia Civil, Policía Nacional y Cruz Roja actúan de forma descoordinada. La gestión de embarcaciones y traslados es una calamidad.
¿Cuántos guardias hay y cuántos faltan?
— Faltan muchos. Baleares recibe cinco convocatorias de guardias al año, y los datos oficiales no reflejan los que se van. La última promoción dejó 100 vacantes sin cubrir, lo que repercute directamente en Seguridad Ciudadana y servicios esenciales como el Servicio Marítimo.
¿Cuál es la estrategia de AUGC ante la inacción de la administración?
— La situación es complicada, pero no nos vamos a resignar. La lucha continúa en todos los frentes: condiciones económicas, vivienda, personal y coordinación. Es la única forma de mejorar la seguridad y la vida de los guardias en Baleares.
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