Porque es una realidad: buscar la ausencia de estrés en el mundo en el que vivimos es algo casi imposible.y no debería ser así, ya que el estrés puede causar infinidad de enfermedades y problemas de salud gravísimos. Por ello debemos dedicar unos minutos cada día para intentar adiestrarlo y mantenerlo a raya.
Existen dos tipos de estrés: el positivo,que nos motiva a alcanzar nuestras metas; y el negativo, que nos perjudica enormemente.
En el caso del primer tipo, podemos decir que no es positivo en todos los casos, ya que algunas personas sucumben ante la presión y en realidad acaba siendo negativo para sus objetivos; a otras, en cambio, trabajar con cierto nivel de estrés les hace agudizar el ingenio y desempeñar sus tareas con un nivel de efectividad mayor. Yo soy de las que necesita cierto grado de estrés en el ámbito laboral; preciso motivaciones y algo de presión para trabajar a un nivel óptimo. Pero nadie nos conoce mejor que nosotros mismos, así que lo más importante es averiguar cual es nuestra forma de trabajo más eficiente y buscar nuestra fórmula personalizada.
De todas maneras, un nivel de estrés “positivo” y constante, llegará a ser perjudicial para la persona que lo soporta y en el caso de ser continuado, acabará por convertirse en rutina por lo que dejará de funcionar como un aliciente y acicate.
Por ello, hay que saber dosificarse en el trabajo diario y controlar los tiempos y las pausas y como no, siempre es fundamental desconectar y para ello nada mejor que unas buenas vacaciones en las que los elementos del trabajo deben quedar alejados (móvil, email, …)