Gracias, Toni

La pasada semana tuvimos el placer de contar con la presencia del gran Toni Nadal en la Facultad de Derecho de la Universitat de les Illes Balears. El mejor entrenador de tenis del planeta que, no debemos olvidar, ha resultado decisivo en la inigualable y extraordinaria trayectoria del actual número 1 del deporte de la raqueta, tuvo la gentileza de aceptar nuestra invitación para impartir una charla motivacional especialmente destinada a nuestros alumnos de los estudios que se imparten en el edificio Gaspar Melchor de Jovellanos del Campus Universitario de la UIB.

Toni Nadal continúa, como no puede ser de otro modo, íntimamente ligado al mundo del tenis, al frente de la Rafa Nadal Academy. Eso sí, ahora que ha dejado de entrenar a su sobrino, dando paso en ese cometido al también gran campeón mallorquín Carlos Moyá, tiene algo más de tiempo (no mucho más…también es cierto) y cierta disponibilidad…y para nosotros la tentación era demasiado grande. No nos engañemos, es todo un honor y un auténtico privilegio haber disfrutado y seguir disfrutando con la carrera de uno de los deportistas más importantes de la historia, un luchador nato, un profesional que cuenta con una fuerza mental única, fuera de lo común. Y, del mismo modo, es todo un honor y todo un privilegio poder escuchar a quien, de manera decisiva, ha contribuido a forjar su leyenda. Tío y sobrino han tejido, muy despacito, paso a paso, entreno a entreno, golpe a golpe, los patrones de una historia que habla de superación, de constancia en el trabajo, de sencillez y humildad y de no detenerse nunca, pase lo que pase.

Ya antes de comenzar la charla, Toni se esforzaba en convencernos de que no había nada nuevo en su mensaje y que lo que iba a contar, todo el mundo lo sabía…pero eso no era del todo cierto. Efectivamente, surgieron palabras clave como esfuerzo, sacrificio y exigencia que, obviamente, nos suenan mucho a todos, pero otras no nos eran tan reconocibles, si bien él ya las venía aplicando desde que comenzó a entrenar a Rafael cuando ese pequeño que solo utiliza la zurda para jugar al tenis, apenas contaba con cuatro años de edad. Y precisamente por esa razón, porque viene viviendo bajo el paraguas de esos valores que trató de grabar a fuego en su sobrino con total naturalidad, en última instancia el proceso parece sencillo sin serlo, porque plantó una semilla fuerte y preciosa, que ha dado unos frutos extraordinarios. Eso sí, la tierra en que plantó esa semilla, lo que Rafael llevaba dentro, también es único, de modo que la confluencia de todos estos factores ha dado lugar a un fenómeno irrepetible. En este sentido, Toni Nadal destaca que desde los inicios de la formación de su sobrino prestó tanta atención a su aprendizaje técnico como a la formación de su carácter pues, “sin un carácter curtido para afrontar la competición más exigente es muy difícil lograr un éxito duradero. Un carácter bien formado es el que se ha preparado para soportar la dureza del esfuerzo diario, el dominio de la voluntad, el desarrollo de la capacidad de mejora y, no menos importante, la ilusión”.

Toni habla tranquilo, de forma pausada y sin modular en exceso el tono de voz, pero lo que dice resuena alto y claro en la cabeza de todo el que escucha porque no puede ser más contundente. Cuánta razón tiene cuando señala que para lograr las metas en la vida hay que sentir pasión por lo que uno hace. Con pasión el esfuerzo es agradecido y nos vamos marcando pequeños objetivos que, poco a poco, nos van guiando hacia cotas más ambiciosas. Pero cuidado, porque a veces parecemos olvidar que todo camino presenta sus obstáculos. Ahí, el formador, como a él le gusta considerarse, fue muy claro cuando contó cómo Rafael atravesó un profundo bache físico y anímico cuando un especialista le vino a decir que con la lesión que presentaba en ese momento, lo mejor era dejar el tenis. ¿Y lo dejó? Por supuesto que no. Ahí resultó clave gestionar ese fatídico momento y ser plenamente consciente de que el camino, por hermoso que sea, no es llano, caemos, tropezamos, nos herimos…y lo realmente importante es enfrentarte a la adversidad y superar esos obstáculos. Y cuando eso se consigue, nuestra pasión y toda nuestra ilusión nos hacen seguir creciendo y logrando esas pequeñas metas que, en el concreto caso de Rafael Nadal, le han vuelto a situar en el número 1 del tenis mundial. Ahí queda eso. Sencillamente impresionante.

Cuando acabó la charla, con el calor de los aplausos y tras las más que interesantes preguntas de profesores y alumnos, te das cuenta de que acabas de recibir una maravillosa lección de vida, una fantástica dosis de actitud positiva para afrontar los retos que a todos se nos presentan en nuestro día a día. Y por todo ello, y por tu amabilidad y exquisita predisposición, solo puedo darte las gracias, Toni. Fue un auténtico placer poder recibirte y escucharte. Te aseguro que tomamos buena nota de todo lo dicho. ¡Ah! Y no lo dudes…Rafael y tú sois profetas en vuestra tierra. Desde la Facultad de Derecho de la UIB nuestro máximo respeto y la más absoluta admiración por todo lo que habéis hecho y continuáis haciendo por nuestro deporte, por nuestra cultura, por nuestra imagen y por nuestras maravillosas islas. Sois nuestros mejores embajadores.

Y acabaré con una de tus frases, de esas que encierran un mensaje de vida que merece la pena tener siempre muy presente: “Creo que la exigencia es necesaria a lo largo de toda la vida. Me cuesta concebir una vida que no tenga unos objetivos, unas ilusiones y, por consiguiente, unas exigencias...y la exigencia no es más que ser consecuente con una meta, con los desafíos que se plantea uno mismo” (Toni Nadal).

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