La izquierda en la oposición, utiliza una estrategia de desgaste consistente en atribuir todos los males al gobierno de turno de la derecha. No importa que éste no tenga ninguna responsabilidad sobre el tema, incluso puede ocurrir que el problema surgiera motivado por actuaciones de un mandato anterior de la propia izquierda al implementar políticas erróneas de corte buenista. Da igual, lo importante es centrarse en un tema suficientemente concreto, y sobre todo emotivo, para ser susceptible de popularización y movilización.
Los momentos posteriores a un accidente o a una catástrofe, cuando la rabia y la impotencia provocan lágrimas y nudos en la garganta son los más propicios para este tipo de oposición, aunque no los únicos. Así, lo hicieron con el Prestige, el Yak 42, Alpha Pam, o con el 11M con notable éxito, lo intentan ahora con la Dana de Valencia. Por el contrario, la riada de Sant Lloreçs, la pandemia o la erupción del volcán de la Palma demuestran que la derecha no actúa igual.
Aquí en Baleares tras perder el poder en las últimas elecciones el PSIB y sus socios intentaron una estrategia similar eligiendo inicialmente dos temas susceptibles de despertar emociones: la lengua y la saturación turística. No importaba que la coalición conservadora llevase menos de un año, tras dos mandatos suyos. Todo estaba a punto para que, sobre todo a través de los diarios locales de papel, nos bombardearan, a los sufridos baleares, con ofensas lingüísticas de todo tipo, así como con atascos, agobios callejeros, playas abarrotadas o autobuses que pasan de largo por carecer de asientos vacantes.
Si lograban inducir a la indignación suficiente sería sencillo volver a poner en marcha los procedimientos para movilizar las rancias camisetas verdes de tiempos del TIL. De hecho, en los primeros tiempos al conseller del ramo se le solía recibir con la indumentaria correspondiente. Así mismo intentaron una fracasada manifestación anti-turismo aunque, por supuesto, la calificaron de histórica.
Ante estos claros indicios de por dónde transcurrirá la ruta opositora de la legislatura, Marga Prohens tomó dos decisiones que, desde un punto de vista político, parecen haber funcionado. Por una parte, de forma sorprendente, asumió la saturación como un tema propio, incluso fue más allá y también lo hizo con la ecotasa (emblemática bandera de la izquierda), y delegó el resto de potenciales medidas a tomar en una infinidad de comisiones y subcomisiones capitaneadas, durante meses, por un relevante académico conocido por su indefinición política pública. Por supuesto, invitó a toda la izquierda a aportar soluciones sobre el problema, sabedora que carecían de ellas. El resultado es evidente, estamos en abril, empieza a hacer calor, y el tema de la saturación ya no está en el primer plano.
Con el tema de la lengua ha pasado algo parecido, aunque en ese caso, la presidenta se limitó a no tocar lo reglado por los anteriores gobernantes, al menos en tema de educación. Aunque es cierto que estableció un plan voluntario de elección de lengua que evitara las críticas desde las propias filas, pero lo hizo en voz baja y casi de forma invisible para evitar despertar a la bestia. De esta forma también ha conseguido neutralizar la tormenta que se pretendía desatar.
El éxito político de Prohens en ambos temas es pues innegable. La izquierda opositora prácticamente ha descartado ambos arietes. No ha conseguido ni movilizarse, ni mucho menos movilizar. Sin embargo, esta estrategia, que podríamos denominar “estrategia Prestige”, no parece que se vaya a detener.
De momento, todo indica que las cuestiones anteriores se han sustituido por la dificultad del acceso a la vivienda. No importa que la principal responsabilidad recaiga sobre una izquierda prohibicionista, intervencionista, ultra-reguladora, y partidaria de políticas que indefectiblemente desembocan en fuertes inflaciones de precios. También da igual que las medidas ya aprobadas por la de Campos vayan en la buena dirección a la hora de contribuir a moderar los precios. Da igual, sus adversarios sabrán aprovechar el malestar social. Atribuyendo la responsabilidad, no a las políticas de Sánchez, sino a una fantasmagórica especulación subliminalmente motivada por el Govern, y, como no, proponiendo la solución mágica del control de precios.
Sí en lo que queda de legislatura no ocurre, - ¡Dios no lo quiera! -, un accidente relevante, una adversidad meteorológica, un incendio o cualquier otro suceso susceptible de ser utilizado como instrumento movilizador para intentar recuperar el poder. La izquierda seguirá intentando espolear, de forma emocional, problemas reales o también imaginarios.
Ante este tipo de estrategia opositora, es cierto, como hemos señalado inicialmente, que Prohens ha demostrado tener mucha cintura política neutralizando a sus oponentes en cuanto a los temas inicialmente elegidos. No obstante, hay quien ha visto en este planteamiento una falta de trayectoria ideológica, incluso se ha llegado a calificar a la presidenta como “Marga la roja”. Tal vez haya algo de eso -París bien vale una misa-, sin embargo, en mi opinión, este análisis lo que realmente denota es la falta absoluta de trayectoria ideológica de la izquierda. Pues carecen por completo de propuestas distintas a las propias del pensamiento mágico-demagógico. Y por eso que su estilo de oposición está siendo netamente visceral y oportunista.
Un comentario
Un largo y cálido aplauso por esta opinión y análisis. Sí señor !!!