Sin duda este verano ha conseguido que muchos ciudadanos tengan la percepción de no haber vivido nada igual. La ola de calor nos lleva a preguntarnos si nos hallamos ante una situación excepcional o si, por el contrario, entra dentro de los ciclos climáticos normales. De ello, mallorcadiario.com ha hablado con María José Guerrero, la delegada territorial en Balears de la AEMET, la Agencia española de Meteorología.
¿Es anormal este verano?
En verano lo normal es que haya alguna ola de calor. La diferencia respecto al año pasado es que hemos vivido una ola de calor algo larga.
Los ciudadanos padecemos al altas temperaturas y tenemos la percepción de que hace más calor que nunca, pero: ¿qué es lo que define una ola de calor?
Identificamos una ola de calor cuando al menos se dan tres días consecutivos con altas temperaturas diurnas. Desde final de julio y los primeros días de agosto hemos identificado una ola de calor con una duración de seis a ocho días con unos máximos registrados de 42,5 grados en Sa Cabaneta, Marratxí. La mínima se ha dado en Porto Pí con 28,9 grados. Hablamos de récord absoluto en esta estación. La madrugada más cálida ha sido la del 3 de agosto en la que, por ejemplo, en Pollença la temperatura no bajó de 32 grados, una noche bastante calurosa.
Lo más reciente siempre nos parece lo nunca recordado. ¿Es comparable esta ola de calor con otras anteriores?
La podríamos comparar con la del año 2003, una de las más significativas. La diferencia es que la ola de calor en agosto de 2003 duró diez días con máximas de hasta 38 grados mientras que las de este año ha durado menos, pero se han registrado máximos más altos. El balance que podemos hacer es que nos encontramos con un verano cálido tal y como anunciaban las previsiones.
¿Es también un verano seco?
No, podríamos pensar que así, pero, aunque no lo parezca y teniendo en cuenta las precipitaciones registradas, tenemos que hablar de un verano lluvioso. Ha llovido tres días y con mucha intensidad. El 5 de junio, el 1 de julio y el 10 de agosto fueron días de precipitaciones que contribuyen a que este verano, a la espera de acabarlo desde el punto de vista meteorológico el 31 de agosto, se considere lluvioso.
¿Esta ola de calor responde a un ciclo que pueda considerarse normal o responde a factores extraordinarios?
Que haya olas de calor entra dentro de la normalidad en el veraneo mediterráneo. Lo que sí observamos si miramos los últimos 30 o 40 años, incluso más, es una tendencia al aumento de las temperaturas. Puede haber veranos más frescos, pero en general la tendencia va hacia estaciones con temperaturas medias más elevadas. Cuando hablamos de valores medios puede darse el caso de algún verano que sea caluroso sin llegar a vivir una ola de calor intensa porque se dan temperaturas continuadas de 32 o 33 grados. Se considera ola de calor cuando se dan valores por encima de los 36 grados. Incluso puede darse el caso de veranos con temperaturas medias de 28 o 29 grados y que tengan olas de calor asfixiantes. La tendencia es de veranos cada vez más calurosos.
¿Y esa tendencia supone inviernos más cálidos o más fríos?
No se puede extraer una conclusión para el resto de las estaciones dependiendo de lo que suceda en verano. Lo que sí tenemos identificado a nivel global es que se da la tendencia a que las estaciones sean más suaves, tanto la primavera como el otoño, y que el invierno sea más corto y también algo frío. Por ejemplo, este año, todos los meses han sido más cálidos de lo habitual a excepción de abril. Sólo identificamos el mes de enero como más frío. Es lo que ha pasado este año, lo que se ve como la tendencia.
¿Con un verano tan cálido, y soy consciente de lo difícil de la predicción, se puede prever un otoño de precipitaciones, con una de esas gotas frías que tan bien conocen en el Levante y aquí en Balears?
Las predicciones con las que cuenta la AEMET para lo que queda de agosto, septiembre, octubre y noviembre, nos dicen que lo más probable es que nos encontremos ante un otoño normal. Dentro de esa normalidad se interpreta que lloverá, pues es la estación con más precipitaciones. Sobre si tendremos gota fría o más o menos sistemas frontales con precipitación continua es difícil manifestarse. Bien es cierto que tras un verano caluroso el mar esta caliente. Al final del verano puede llegar aire frío y provocar una inestabilidad en la atmósfera con chubascos, tormentas, rachas de viento y tornados que van asociados a esas tormentas. Tenemos un ingrediente, el mar caliente, pero para provocar esa inestabilidad tiene que llegar aire frío.








