Esta semana, el Tribunal Supremo, después de casi 30 años sentenciaba finalmente la restitución de las pinturas murales de la Sala Capitular procedentes del Monasterio de Villanueva de Sijena, (Huesca) que actualmente están en el MNAC , (Museu Nacional de Art de Catalunya, anterior Museo de Arte Románico). Y ya no hay posibilidad de recurso tras dos sentencias judiciales favorables al Gobierno aragonés (la de primera instancia y la de la Audiencia Provincial de Huesca).
La disputa ha sido larga y a lo largo de estos años, el MNAC ya se vio obligado a restituir piezas que se reclamaban desde la institución oscense, que ha puesto en marcha un museo moderno exclusivamente para ello.
El proceso ha sido complicado y pergeñado de interminables excusas (y hasta falsedades) por parte de la Generalitat con tal de no devolver los murales. En un arranque muy maño ante la pataleta catalana, el abogado del Ayuntamiento de Villanueva de Sijena, declaraba “Si no las devuelven, igual hay que ir a la ejecución forzosa", que no se sabe bien que puede significar y en que términos, pero si simplemente recordamos a Pérez Galdós, veremos que con cuestiones morales- patrióticas, esta gente no va de bromas.
Las cosas como sean. El anterior Museo de Arte Románico era y es un verdadero referente mundial en este tipo de arte español. Construido específicamente para acoger este tipo de bienes, especialmente delicados por su factura y edad, su especialización en la conservación y estudio de este tipo de obras es innegable. Pero eso era antes. Hoy el museo es el referente artístico en una comunidad cuyas aspiraciones independentistas provocaría las lógicas dudas sobre esta pretensión y obviamente la perdida de titularidad de estas obras, que si bien son de un monasterio de Huesca, pasarían a ser catalanas.
Los de Sijena subieron el tono reivindicativo al extremo de EXPOLIO, cuando la decisión de traslado fue en 1961, porque simplemente las pinturas se estaban echando a perder por el frío, humedad y hongos tan habituales en los cenobios de alta montaña, que para autoputearse las monjitas son únicas.
Los catalanes lloran su perdida con el eterno “Espanya ens roba”, lo que les daría cierto pulmón reivindicativo, como ya han escenificado el presidente de la ANC, Lluís Llach y el exconseller de Cultura Lluís Puig para analizar la "grave situación derivada de la reciente sentencia del Tribunal Supremo español y estudiar una respuesta ante un nuevo episodio de expolio cultural por parte del Estado español". La fachoesfera cree que cualquier patada en los morros a los independentistas está justificada y así suma y sigue y vuelta a empezar. ¡Que cansinos que son todos!.
Pero esta decisión abre por fin, el que debería ser verdadero debate más allá de la política: ¿Es conveniente el traslado de las obras?. De nuevo nos hallamos ante las consecuencias de una de las ocurrencias estrella del Ministerio de Cultura, enajenado por su obsesiva necesidad de notoriedad mediática: la Descentralización Museística (Subsanar una supuesta afrenta histórica devolviendo / restituyendo piezas desde Museos Nacionales a las comunidades autónomas de origen de las piezas) y que únicamente parece que persigue una estrategia hispanofóbica histérica en varios frentes, y entre ellos, desconfigurar las instituciones culturales de España.
Este no es un caso aislado. Desde hace décadas diferentes autonomías han reclamado otras piezas a los museos nacionales especializados, simplemente por una torticera aspiración política. Las más famosas serían las tres Damas Íberas (Comunidad Valenciana y andaluza), de nuevo Andalucía reclama la Inmaculada de los Venerables de Murillo, la Dama de Baza, la Lex Flavia Malacitana, el Patio renacentista del Castillo de Vélez Blanco y una Cúpula de la Alhambra; Baleares, los Toros de Costix y la Cimera del rey de Aragón y Comunidad Canaria, la momia Guanche; El Guernica (Comunidad Vasca) y por supuesto las pinturas de Sijena (Comunidad de Aragón).
Torticera, porque la practica totalidad de reclamaciones de devolución, se basan en un “devuélvannos lo que es nuestro” más propio de un independentismo insolidario y cateto. Una cuestión ideológica que no atañe a las piezas que forman parte del Patrimonio Histórico Cultural Español.
¿Aspiraciones legitimas? según como se vea. Los técnicos, siempre olvidados por la política, no recomiendan en absoluto los traslados de este tipo de piezas. Por un lado defienden la integridad de las colecciones museísticas, por otro indican los riesgos que conlleva un traslado y plantean razonablemente si los espacios donde se destinarán pueden ofrecer la misma calidad técnica de conservación. Por otro lado y de nuevo se plantea que los bienes del Patrimonio Nacional sean enajenables, es decir despojar a los Museos Nacionales de sus piezas por simple capricho político populachero y finalmente la cuestión de que museo (y donde) facilitará el acceso del publico a estás piezas.
Es cierto que las piezas procedentes de otras regiones y que se ubicaron en museos nacionales en tiempos pretéritos, fue porque por aquel entonces en esas regiones o no disponían de instituciones adecuadas para la conservación correcta o los propietarios las vendieron directamente a las instituciones estatales. También es verdad que hoy, muchas de ellas podrían volver a su lugar de origen y ser contextualizadas en su entorno, siempre que las piezas tengan la misma relevancia expositiva y por su puesto se garantice plenamente su integridad y conservación en un entorno adecuado ¿No les parece?.
Porque al final eso es lo que pasa finalmente cuando se piden cosas caprichosamente. Nadie sabe donde ponerlas luego.
Jorge Llopis Planas
Director Pecadosdelarte.com