Si, como dijo Nelson Mandela, la educación es el arma más potente para cambiar el mundo, la falta de ésta es el camino hacia la involución.
Implícitamente, en el cambio al que se refería el ex Premio Nobel de la Paz se entendía que era para mejorar el entorno.
¿Significa que una falta de la misma haría retroceder el mundo? Seguramente. Baste ver las altas cuotas de analfabetismo que hay en numerosos países africanos o de América Latina, en comparación con los del norte de Europa para entender que la educación es una potente palanca hacia el progreso y el bienestar.
Es cierto que la educación no solo se recibe en el colegio.. La educación familiar y la curricular son complementarias van de la mano. La falta de la primera viene acompañada de la falta de interés por la segunda porque uno de los principales motivos de abandono escolar tiene una alta relación con la ausencia de alicientes dentro de la familia. Cuando no se fomenta el interés por la formación como herramienta para el desarrollo profesional y humano, el interés del pequeño disminuye y, en la adolescencia, encuentra tentaciones para salir del sistema educativo. Una de las más potentes es el fácil acceso al mercado de trabajo.
Sobre todo en Balears que, gracias al turismo, se ofrece dinero fácil para trabajos poco cualificados. Ese “pan para hoy y hambre para mañana” debería hacer reflexionar a los jóvenes y, sobre todo, a los padres que permiten la salida del sistema educativo de sus hijos por un dinerito en verano. Si es para volver a las aulas, genial.
Balears lidera el ranking de abandonos escolares. Uno de cada cuatro alumnos deja la enseñanza secundaria obligatoria, superando en siete puntos porcentuales la media nacional. Y los que no se van dan un bajo nivel. Lo dice el informe PISA y los bajos resultados comparados con países de nuestro entorno.
Y luego están los que acaban el ciclo universitario que al salir a buscar trabajo se encuentran que existe una brecha importante entre lo que saben y lo que exigen en las empresas.
Mucho hay que mejorar en el sistema educativo. Tanto para retener a los alumnos como para formarles para lo que el mercado laboral necesita. Y no ya el de hoy sino el que se encontrarán dentro de unos años que, probablemente, tenga poco que ver.
Deberíamos ver qué falla en el sistema educativo que, aunque está evolucionando, sigue siendo duro y desacorde con los tiempos que corren. En muchos casos está basado en el estudio y memorización y no en la comprensión y la experimentación.
Una de las principales razones para el abandono es la imposibilidad de aprobar por el elevado grado de dificultad. El empollar de toda la vida no tiene sentido en una época en que SIRI o Alexa lo saben todo. Sí que es bueno trabajar por proyectos y aprender investigando, jugando y sobre todo, equivocándose. El error es el mejor maestro. También en el mundo empresarial.
Más allá de la dificultad y presión para el estudio en casa, los valores humanos, la resolución de problemas y el fomento del espíritu crítico son puntos a reforzar.
Los jóvenes lo tienen muy difícil para seguir adelante: bajos salarios, precariedad, inaccesibilidad a la vivienda, etc. Los jóvenes sin formación, lo tienen peor.
Educación sí pero de la buena. Que de mala educación ya vamos servidos.