“Hola don Pedrito hola don José ” pasó usted ya por palacio, por palacio yo pasé, vio usted a mi suegro, a su suegro yo no vi etc . Así dicen que entre dientes canturreaba Iñaki esta canción de los payasitos mientras era “aclamado”e el pasado 23-F a su llegada a la Audiencia Provincial de Palma. Con el canturreo, el duque, se acordaba del Juez Castro y del Fiscal Horrach.
En la próxima exhibición carnavalera me disfrazaré de Urdangarín. Vaya suerte tiene el Duque y su esposa con la justicia. Seguramente se lo esperaba. El día antes de la vistilla lo pudimos ver por televisión, pedaleando por las calles de Ginebra como un ciclista suizo mas. Entró en su casa tan campechano y tranquilo ignorando cámaras preguntas de los periodistas, nada, la suerte estaba hechada y,! lo sabías Urdangarín!.
Imaginamos que antes de acostarse le diría a su Mayordomo: !Sebastián! mañana me llame temprano que tengo que ir a Palma a recoger un premio!
A la mañana siguiente, voló de Suiza a Palma a recoger su esperada sentencia: “Como ha sido tan bueno, aplicado y puntual se puede ir de recreo a Suiza con los “donus y la cartera”. !Hala a Ginebra de nuevo y ahí os quedáis!. Ginebra, localidad suiza donde a la tarde-noche le esperaba su “amor”, el de aquella Infanta que nunca sabe lo que hace la mano derecha de su amado, ni siquiera se entera, ni se quiere enterar, de lo que hace con la izquierda, mano siempre más procaz y lujuriosa, con la que seguramente cometió ciertas fechorías con su socio y con la que escribió lo de “ Duque em-palma-do”.
Pues eso, que los jueces con total confianza, sin fianza y entera libertad permiten que el pájaro vuele a su refugio y quede libre. Una penitencia deberá cumplir : comparecer cada día 1 del mes en el juzgado más cercado de su refugio de Suiza. Si el día 1 es festivo y el juzgado está cerrado, pues no pasa nada, que vaya a Misa y al día siguiente comparezca ante el Juez y aquí paz y después gloria.
Una sentencia histórica, que ha dejado a más de uno con mal sabor de boca. No es raro que muchos miremos recelosos y desconfiados a las los señores de la toga y las puñetas. Por lo menos yo no me fio del sistema judicial. No es raro, es que no entiendo ni sé de leyes. Me comentan que no hay que discutir las sentencias hay que acatarlas y respetarlas, es la Ley. Pues bien admitamos la resolución pero Magistradas me pueden decir ¿por donde cogerla, como se come y se digiere todo esto?
Capítulo aparte merece el Juez Castro, un hombre admirado por la mayoría de ciudadanos, que confiábamos que no se la cagarían, con perdón, como parece que ha ocurrido. Siento decirlo señor Juez, señor Castro, pero, para este viaje, no eran necesarios los 700 folios de la instrucción, bastaba con una cuartilla.
Y así acaba la canción de Urdangarin “el pillin”, cuando abandonaba la “plaça des Mercat”: “Adiós don Pedrito H. adiós don José C”.
Yo con el permiso de ustedes, también me voy a tomar una ginebra para celebrar lo de mañana y a esperar un” rato “ sentado preferentemente en un “bankio” . Vamos, que ya me pillan no?