Bauzá ha tenido que sacarse de la manga la necesidad de aprobar una ley de medidas urgentes para cubrir el déficit del Govern y atender las innumerables deudas de la administración con sus proveedores que, en buen número de casos, acogota a las empresas privadas empujándolas a situaciones particularmente dramáticas. No es admisible que Antich haya pedido a los proveedores de la Comunitat que dejen de enviar sus facturas porque no hay dinero para pagarlas en un contexto de déficit monstruoso. O es que hay alguna diferencia entre esta situación pública y la de tantas y tantas empresas privadas sometidas al concurso de acreedores. Tampoco es de recibo que Bauzá tenga que ordenar auditorías porque no puede fiarse de los números que le han dejado escritos los responsables del Pacto. Baleares es, hoy por hoy, un solar gracias a la crisis sí, pero también gracias a una política de irresponsabilidad que nos va a pasar factura durante años.
