La ministra de Economía, Elena Salgado, explicó ayer que el Estado está empezando a controlar su déficit pero en las autonomías las cosas no van igual. Entre ellas, mencionó dos casos desastrosos, los peores: Castilla La Mancha y Baleares, donde el déficit seguía desbocado. La ministra socialista, sin cortarse un pelo, harta de su compañero de partido de Baleares, hace pública la información en la que deja en evidencia la incapacidad de nuestros dirigentes para poner orden en las cuentas públicas. Cada mes, según la ministra, incrementamos la deuda de Baleares en cien millones de euros. Del orden de 3 millones de euros diarios, incluyendo los festivos. Se podría aducir que ha habido elecciones autonómicas, momento no propicio para la austeridad. Pero es que también hubo elecciones en Extremadura, Canarias, Valencia, Madrid, Castilla León, Cantabria, Murcia, Asturias y La Rioja e, incluso, en algunas de estas regiones se logró un cierto superávit en el gasto. Pero lo nuestro, lo de aquí, en ningún lugar. Incapacidad completa para tomar decisiones; incapacidad para ponerle bridas al gasto; incapacidad para hacer otra cosa más que hablar. Tres años diciendo que esto va mal y como si nada.
