La división de la cárcel por módulos propicia el agrupamiento de los internos según sus características. Así, existe módulos de régimen cerrado para bichos peligrosos, de rehabilitación por drogodependientes, de respeto, de presos que trabajan en servicios para la cárcel, de preventivos, enfermería, o de mujeres.
Pues yo propongo la adecuación de un nuevo módulo al que tendrían que recaer, si son condenados, los detenidos en Vilafranca por hurto y receptación de un castillo hinchable infantil. Se trata del módulo de tontos.
Tal y como informaba mallorcadiario.com, el castillo fue vendido a un empresario de la restauración (tercero de buena fe, suponemos por la noticia), quien no dudó en publicitar su servicio para los niños para ganar clientes, atrayendo a la vez a las pesquisas de los investigadores del hurto.
El mundo es un pañuelo, y Mallorca más, por lo que no es de muy espabilado vender un objeto tan visible en la misma zona donde ha sido sustraída. Sabiendo que la Teoría de los seis grados de separación en nuestra isla se reducen a uno, que alguien se diera cuenta de la fechoría era cuestión de poco tiempo.
El ladrón bien hubiera podido coger cable de cobre, herramientas de payés, fruta de foravila… cosas más comunes que se distinguen poco, pero no, quiso ser original y llevarse y después vender un trasto de 3 o 4 metros de altura en forma de monigote de la tele y de selectiva venta.
