Can Ventosa casi se llenó por completo de público ansioso de ver el show íntimo que la célebre compañía teatral catalana, La Fura dels Baus, representa por los teatros de todo el país: Temptacions.
Sin embargo, durante aproximadamente 50 minutos, pudieron disfrutar de un espectáculo visual y de música electrónica muy efectista y deslumbrante, a ratos psicodélico proyectado sobre un escenario con dos paneles que semejaban un libro abierto.
La entrada del único actor del montaje, Raúl Vargas, tirándose sobre el público de una sala llena de humo, como el protagonista de "La historia de un soldado" de Igor Stravinsky, huyendo del estruendo pavoroso de la guerra, tuvo un efecto emocionante e ilusionador para los asistentes.
Pero poco a poco la obra fue a menos, con mucha performance y poca interpretación, más allá de las evoluciones un tanto cómicas del intérprete subiendo y bajando de una polea en el centro del escenario.
Ante la dificultad de transmitir un mensaje concreto que llegase nítido al espectador, la sobreimpresión de citas de filósofos clásicos sobre los paneles fue el recurso para salir del paso.
La obra no dejó a nadie indiferente pero muchos salieron decepcionados de Can Ventosa. Quizás no sabían que había ido a ver un montaje de La Fura del Baus, nada más alejado del teatro clásico que algunos creían que verían.