La vocación de servicio ha sido una constante en la vida de Bartomeu Català (Vilafranca de Bonany, 1942), primero como sacerdote y luego como fundador de Proyecto Hombre —Projecte Home en Balears—, una labor que le ha supuesto numerosos reconocimientos. Cabe recordar, en ese sentido, que en 1997 fue galardonado con el Premi Ramon Llull, que en 2002 recibió la Medalla d'Or del Ajuntament de Palma y que en 2007 le fue concedida la Medalla d'Or de la Comunitat Autònoma de les Illes Balears.
¿Qué hacía o dónde estaba usted hace veinte años?
En 2004 estaba descansando, recuperándome aún del infarto que tuve a finales de 2002, que es un suceso que física y psicológicamente me marcó mucho. Aun así, en cierto sentido lo considero una de las experiencias más positivas que he tenido a lo largo de mi vida.
¿Cuáles fueron las principales decisiones que tomó en 2004?
La situación personal en la que me encontraba en aquel momento hizo que tomara unas decisiones muy importantes. En concreto, dejé la presidencia nacional de Proyecto Hombre y también renuncié a la presidencia de la única red que había entonces de organizaciones no gubernamentales que trabajaban con drogodependencias en Latinoamérica. Ambas decisiones me ayudaron, además, a centrarme ya sólo en Projecte Home Balears.
¿Qué cargos ocupa actualmente en Projecte Home Balears?
Soy el presidente de sus dos fundaciones —Fundació Projecte Home Balears y Fundació Projecte Jove—. Por lo que respecta a la presidencia ejecutiva de la entidad, la tiene Jesús Mullor desde 2017, que fue el año en que me jubilé.
¿Cómo surgió la idea de poner en marcha Proyecto Hombre?
A mediados de los años ochenta, desde la Conselleria de Salut y desde el Bisbat de Mallorca me pidieron que intentase responder a una realidad muy lacerante, que era la del problema de la heroinomanía, que en aquella época estaba muy unido al SIDA. Ello implicaba que hubiera muchas muertes, tanto por sobredosis como a causa de esta enfermedad, con el consiguiente impacto a nivel social. A ello había que añadir, además, la inseguridad ciudadana.
¿Cuáles fueron los pasos que dio?
El primer paso que di, en torno a 1985, fue reunirme de manera regular durante un año con un grupo de especialistas de distintas materias. Entre ellos había psiquiatras, médicos, trabajadores sociales y psicólogos. Nos reuníamos cada semana para ver qué tipo de respuestas había en el mundo para el problema de la heroinomanía.
"En los años ochenta había muchas muertes por sobredosis y a causa del SIDA, con el consiguiente impacto a nivel social"
¿Y a partir de ahí?
A partir de ahí, decidimos profundizar en la mejora de un método que ya existía, que era el de las comunidades terapéuticas. Puedo citarle el caso concreto de Italia, en donde empezaba a haber ya este tipo de comunidades, con el apoyo de Daytop Village, que es una organización norteamericana de tratamiento de la adicción a las drogas.
¿Cuándo nació finalmente Proyecto Hombre?
Proyecto Hombre nació el 31 de agosto de 1987. En aquel momento, teníamos un primer equipo ya en marcha, preparado y con formación, que además había decidido qué era lo que quería hacer.
¿A cuántas personas atendieron aquel primer día?
El primer día vinieron doce personas a pedirnos ayuda. Algunas se quedaron y otras no volvieron, esa es la realidad. En cualquier caso, en esos cuatro meses de 1987 tuvimos un total de 85 usuarios. Al año siguiente, tuvimos ya 205 usuarios, mientras que en 1989 fueron 292 en total.
¿Cuáles fueron las cifras de hace veinte años y cuáles han sido las más recientes?
En 2003, hubo ya 886 usuarios, y un año después tuvimos 1.015 en total. Mucho más recientemente, el año pasado, el número de usuarios ascendió a 2.553 exactamente. Por lo que respecta al actual ejercicio aún en curso, a día de hoy tenemos contabilizadas 980 personas que están realizando algún tipo de programa en nuestra entidad.
Los usuarios han ido en aumento...
Así es. El total de personas que hoy vienen a pedirnos ayuda ha aumentado mucho, si bien no sólo por la realidad que hay en la sociedad y en la calle, sino también por la diversidad de los programas que ofrecemos.
"El primer día de funcionamiento de Proyecto Hombre, que fue el 31 de agosto de 1987, vinieron a pedirnos ayuda doce personas"
¿Cuándo apareció por vez primera el problema de la cocaína?
Yo diría que fue apareciendo de manera progresiva. Poco a poco empezamos a ver que había gente que venía a pedirnos ayuda no ya por la heroína, sino porque consumía cocaína. Finalmente, en abril de 2000 creamos el programa 'Horabaixa', que pusimos en marcha para atender de manera específica a las personas que consumían esta droga.
¿A partir de qué momento empezaron a ocuparse también del alcoholismo?
Bueno, aquí convendría recordar que inicialmente sólo La Sapiència se ocupaba de este problema. A partir de un determinado momento, dicha fundación deja de centrarse en la atención de esta problemática y nos pide que lo hagamos nosotros. Fue así como poco después, en octubre de 2011, creamos el programa 'Ítaca', para el tratamiento del alcoholismo. En un primer momento fue un programa sólo ambulatorio, si bien dos años después pasó a ser también residencial.
En total, ¿cuántos programas tienen en marcha ahora mismo en Projecte Home?
En la actualidad, tenemos en marcha más de cincuenta programas, la mayoría de ellos de carácter ambulatorio, tanto para jóvenes como para adultos. Por lo que respecta a las comunidades terapéuticas, es decir, a las personas que reciben una atención residencial, tenemos cinco programas específicos.
¿Cuáles son esos cinco programas específicos?
Tenemos el programa base en la finca de Ses Sitjoles, así como también 'Casa Oberta', 'Ítaca', 'Projecte Jove' y 'Andana'. Nosotros proponemos un programa u otro a cada persona que acude a nuestra entidad en función del tipo de ayuda que necesita, si bien también es cierto que cada vez hay más posibles usuarios con varias adicciones al mismo tiempo.
¿Se ocupan también de las adicciones al juego?
Sí, efectivamente. Además, tratamos también las adicciones tecnológicas, con el programa 'Ciber', y las adicciones comportamentales, con el programa 'Eureka'. En estos casos, como ve, no son adicciones con sustancias, sino vinculadas a este otro tipo de realidades.
"Tenemos en marcha más de cincuenta programas, la mayoría de ellos de carácter ambulatorio, tanto para jóvenes como para adultos"
¿Todos los programas que ha citado son gratuitos?
Sí, son gratuitos, pero precisamente por ello, la persona que viene aquí sabe qué cuesta exactamente su programa.
Recibir ayudas debe de ser entonces esencial...
Lo es. De ahí la necesidad de buscar apoyos tanto a nivel público como privado. De hecho, desde el principio teníamos muy claro que Projecte Home tiene que estar abierto a cualquier persona que quiera hacer un proceso de rehabilitación, más allá de su posible situación económica. Nosotros recibimos a todo el mundo. Y por ello buscamos también ayuda de todo el mundo —sonríe—.
¿Cuál es el tiempo medio de duración de un proceso de rehabilitación?
Depende de cada programa. Hay programas que duran nueve meses, seguidos de una reinserción posterior, como por ejemplo 'Ítaca' o 'Casa Oberta'. Aun así, puede suceder también que un usuario sólo necesite seis meses para rehabilitarse o que, por contra, tenga que repetir más adelante su participación en uno de esos programas.
¿La educación es absolutamente necesaria para poder prevenir?
La formación y la educación son fundamentales, pero la educación no es sólo saber cosas. Con ello quiero decir que hace cuarenta años quien entraba en el mundo de la droga muchas veces no sabía qué consecuencias tenía, mientras que quien entra hoy sí las conoce; pero aun así, entra igualmente en ese mundo. Por tanto, no sólo es necesario conocer o saber en un sentido llamémosle intelectual, sino también en un sentido más amplio. De hecho, yo suelo decir que sólo educamos cuando nos autoeducamos.
Estoy de acuerdo, sí...
Si unos padres le dicen a su hijo lo que ha de hacer y lo que no ha de hacer, pero ese joven no les escucha, aquel mensaje paternal no tiene al final ningún peso. Lo importante es ayudar a ese muchacho a que descubra cuál es la realidad, para que se dé cuenta de que cuando hace una cosa, esta tiene unas consecuencias a nivel psicológico, físico y social. Si una persona hace lo que quiere y le seguimos dejando hacer todo lo que quiera, no aprende de la vida.
"Estamos convencidos de que el tratamiento para los problemas de adicción de una persona debe ser integral"
¿Cuál sería el papel que deben jugar la escuela y la familia?
La familia y la escuela deben educar, por supuesto, pero ello no es suficiente. Cada uno de nosotros ha de hacer también un proceso interior.
¿Cómo resumiría la metodología de Proyecto Hombre?
Yo diría que ya desde el principio no hemos querido medicalizar ni psicologizar ni socializar los programas, porque estamos convencidos de que el tratamiento para los problemas de adicción de una persona debe ser integral. Por ello mismo, esa persona necesita a un tiempo apoyo médico, psicológico, social y de orientación laboral, es decir, un apoyo global. De ahí que nuestros programas estén en una línea bio-psico-social.
¿Qué especialistas concretos conforman los distintos equipos?
En los equipos que tenemos hay médicos, psicólogos, trabajadores sociales, pedagogos y educadores sociales.
¿Añadiría algo más?
A nivel global me gustaría añadir que nuestro proyecto es apartidista y aconfesional. Por tanto, nuestro mensaje y nuestra realidad terapéutica van más allá de los partidos políticos y de las posibles creencias religiosas.
¿Y a nivel personal?
A nivel personal añadiría que para mí también es clave percibir que nuestro trabajo puede acabar dando resultados positivos a largo plazo, porque tengo esperanza, una profunda esperanza en la persona, por muy mal que esa persona pueda estar. Esa esperanza también me la da mi propia fe religiosa.
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