Este domingo votamos a nuestros alcaldes y a nuestros gobernantes regionales y provinciales, pero también votamos un modelo concreto de sociedad. Es decir, que más allá de nuestros munícipes y resto de altos cargos está en juego la educación de nuestros hijos. Y más allá de la coyuntura turística, también está en el alero la economía de Baleares. Y, sobre todo, la capacidad de los políticos para gestionar la crisis que nos atenaza. Los socialistas y sus coaligados han demostrado sus limitaciones como gestores. Las Islas forman parte del grupo de cabeza de las comunidades en deuda, déficit y paro. ¿Podemos seguir confiando en los mismos políticos que nos han llevado al precipicio? La mediocridad de Antich, Armengol y Calvo no admite dudas fuera del PSIB, además de su marcado sectarismo. Los socios de los socialistas en esta legislatura han brillado por sus ideas peregrinas en los casos del Bloc y por la corrupción en el de Unió Mallorquina. Todos ellos nos han situado en el pelotón de cola en lo que a formación e investigación se refiere. La alternativa que encarnan Bauzá, Salom e Isern es una incógnita porque nunca han gobernado. Pero los tres merecen la oportunidad de demostrar si como dirigentes institucionales son válidos o no. El PP es hoy día la opción menos mala de todas las que se presenta a las urnas. Sus ideas y las de los partidos del centro no contaminado son las que mejor representan el sentir de un pueblo moderado, emprendedor y capaz que confía más en la iniciativa privada que en la pública. Este 22-M votamos por lo vivido en los últimos cuatro años y por los otros cuatro que vienen. Hay que votar, pues , por lo hecho y por lo hacer.