Precariedad y deterioro asistencial

Los aires de precariedad que invaden las retribuciones de las actividades profesionales se están volviendo huracanados. Algunos centros están devaluando los actos profesionales hasta límites que ponen en peligro la calidad de la prestación y las garantías mínimas para la asistencia.

Técnicas invasivas en manos de especialistas expertos, realizando procedimientos de alto riesgo, complejas, muy importantes para el diagnóstico médico, con tecnología moderna y cara se están retribuyendo a menos de una decena de euros; 10 euros brutos bajo el modelo de lo tomas o lo dejas. Se está pasando, de largo, la línea roja.

El precio de algunas pólizas de seguro de enfermedad de determinadas entidades solo se pueden entender para la gestión de la salud. Difícilmente son factibles para financiar la prevención y claramente insuficientes para atender la enfermedad.

La propia asfixia económica progresiva que están sufriendo las compañías que apuestan por el sistema MUFACE, reducen drásticamente cuadros médicos y limitan centros. La insuficiencia financiera de un sistema alternativo, modélico y que no genera desvíos económicos, deteriora la oferta, limita la capacidad de elección y atenta directamente sobre el efecto vertebrador del sistema sanitario privado, por lo demás exitoso durante tres décadas. Pasar determinados límites se puede convertir en peligroso.

Sin llegar al ejemplo que da entrada a esta columna de opinión, basado en hechos reales de centros de Baleares, en la mayoría de comunidades se producen dos fenómenos comunes. Los profesionales reconocen abiertamente la precarización del sector, existe malestar entre los médicos con las aseguradoras y se implora por reglas del juego que por lo menos impidan las ofertas temerarias y modificaciones contractuales unilaterales y discrecionales.

No, este no es el camino y peligra la continuidad de determinadas formas de asistencia. De tirar por esta senda, la asistencia sanitaria, en determinados entornos puede llegar a comprometer los resultados. El profesional es un afectado intermedio. El afectado directo y último es el paciente. Sin duda.

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