Casi seis años y medio después de que un cap de fibló destruyese parcialmente sus instalaciones, el sábado día 18 se abrirán las puertas del Palau d'Esports de Son Moix. Es una vergüenza que los ciudadanos hayan tenido que esperar tanto tiempo. Los destrozos se produjeron sólo tres meses después que Aina Calvo fuese elegida alcaldesa de Palma. Sorprendentemente,Calvo dejó pasar todo su mandato de cuatro años haciendo gala de una incapacidad total absoluta para rehabilitar y reabrir el pabellón.
Ha tenido que ser el actual equipo de gobierno,con el alcalde Isern a la cabeza y el concejal Fernando Gilet a su lado, los que han conseguido la recuperación del Palau. Ambos han demostrado que con voluntad política firme, aunque falten los recursos, se pueden conseguir objetivos importantes y apreciados por los ciudadanos. Por contra, Calvo, que en sus primeros tiempos no estaba sujeta a la dureza de la crisis, prefirió embarcarse en otros objetivos antes que recuperar Son Moix. Tenía dinero. Prueba de ello es que se lanzó, de forma poco reflexiva, hacia la construcción del gigantesco Palacio de Congresos y hotel anexo. En otra demostración de falta de capacidad de gestión, lo dejó sin terminar y perdió las elecciones. Ahora mismo este palacio es otra de las herencias envenenadas recogidas por Isern y su equipo.
Con respecto al Palau d'Esports, lo importante ahora es que los ciudadanos vuelvan a disfrutar de una instalación emblemática que entró en funcionamiento en los años setenta del siglo pasado. Este pabellón ha de ser un orgullo para la ciudad, ahora que la falta de dinero público hace que ya no sea tan sencillo como antes impulsar grandes proyectos de infraestructuras, sean deportivas o de otro tipo. Cabe esperar que Isern y Gilet le sabrán sacar el máximo partido con la mirada puesta en mejorar la calidad de vida de muchos ciudadanos.
