Una vez más, y ya son demasiadas, las aerolíneas de bajo coste Ryanair y Vueling vuelven a generar titulares que, más allá de la sequía noticiosa propia del verano, evidencian que algo no está funcionando bien, que el otrora serio sector aéreo cuenta con miembros del club que no cumplen las normas.
Vueling ha conseguido colocarse a la cola mundial de la puntualidad. Según la consultora estadounidense FlightStats, más del 40 por ciento de los vuelos de Vueling del pasado mes de julio operaron con retraso, más de 8.800. Los lectores a buen seguro recordarán, a modo de ejemplo, el episodio de un grupo de veinte jóvenes abandonados a su suerte durante un día en Gales por una cancelación de Vueling ese mismo mes.
Por su parte, Ryanair ha anunciado que cobrará por el equipaje de mano en sus vuelos. La compañía irlandesa vulnera la Ley de Navegación Aérea de España que es clara al respecto en su Artículo 97:
“El transportista estará obligado a transportar juntamente con los viajeros, y dentro del precio del billete, el equipaje con los límites de peso, independientemente del número de bultos, y volumen que fijen los Reglamentos. El exceso será objeto de estipulación especial. No se considerará equipaje a este efecto los objetos y bultos de mano que el viajero lleve consigo. El transportista estará obligado a transportar de forma gratuita en cabina, como equipaje de mano, los objetos y bultos que el viajero lleve consigo, incluidos los artículos adquiridos en las tiendas situadas en los aeropuertos. Únicamente podrá denegarse el embarque de estos objetos y bultos en atención a razones de seguridad, vinculadas al peso o al tamaño del objeto, en relación con las características de la aeronave”.
El texto es meridiano, claro. FACUA ya ha anunciado que denunciará a la compañía.
Ambas compañías se han convertido en el duopolio que monopoliza la mayor parte de las denuncias de los usuarios. El año 2017 se cerró con más de 5.000 reclamaciones de usuarios a Ryanair, el 20 por ciento de las cursadas en España. Vueling superó en el mismo periodo de tiempo las 3.000 reclamaciones, el 14 por ciento del total.
Ante las deficiencias del servicio y la manifiesta ilegalidad de cobrar por el equipaje de mano, las autoridades deberían intervenir. El libre mercado permite que cada empresa opere y venda sus servicios y productos como estime oportuno, si bien las normas, las reglas, deben ser iguales para todos. Cuando se vulnera o, al menos, se orilla la frontera de la ilegalidad deben tomarse medidas. En el caso contrario serán los consumidores (también contribuyentes, que nadie lo olvide) los que pagaran caro el volar barato.