Lo de Scottie Scheffler ya no es sorpresa, es dominio absoluto. El número 1 del mundo firmó un torneo perfecto para conquistar la 153ª edición de The Open Championship con un total de –17, dejando claro que en el golf actual juega en una liga aparte. La victoria en Royal Portrush supone su cuarto major, y no parece haber techo para el tejano.
Tiger Woods lo explicó como solo él puede: “Si Scottie patea mal, queda en el top ten; si patea bien, es imbatible.” Esta semana, Scheffler pateó bien, muy bien. Fue una exhibición de control, temple y precisión, en condiciones que complicaron el rendimiento de la mayoría. Mientras el viento, el rough y la presión hicieron estragos en el resto del field, Scheffler parecía inmune. Ganó con autoridad, sin necesidad de grandes gestos ni dramatismo: simplemente, jugó mejor que todos.
SEMANA SIN BRILLO PARA LOS ESPAÑOLES
En contraste con la brillantez del campeón, la participación española dejó poco para celebrar. Solo Jon Rahm y Sergio García lograron pasar el corte, y ambos terminaron empatados en la 34ª posición con –3, a catorce golpes del ganador. Demasiado lejos para aspirar a algo importante.
Sergio García protagonizó uno de los momentos virales del torneo al romper su driver en un arrebato de frustración tras un mal golpe. Curiosamente, el domingo firmó su mejor ronda con un 68. Rahm, por su parte, se mantuvo sólido pero sin chispa; su ronda de 69 el sábado fue lo más destacado de una actuación que nunca terminó de despegar.
Ángel Hidalgo, que había empezado con buenas sensaciones, no logró superar el corte tras una jornada complicada el viernes. Fue una oportunidad perdida para el malagueño, que sigue buscando regularidad en los grandes escenarios.
The Open 2025 confirmó lo que ya se intuía: Scheffler está en otro nivel. Su regularidad, temple y dominio del juego largo y corto lo convierten en un rival temible en cualquier campo del mundo.
Con solo 29 años y ya cuatro majors en su vitrina, Scottie Scheffler apunta a ser uno de los grandes del golf junto a leyendas como Jack Nicklaus y Tiger Woods.
Su consistencia y capacidad para dominar en los escenarios más exigentes le sitúan a un paso de entrar en la historia alcanzando el Grand Slam.
Mientras tanto, la Armada española vivió una edición discreta, lejos de la lucha por el Claret Jug. A pesar de la experiencia de Rahm y García, y de los brotes verdes de Hidalgo, el golf español se marcha de Irlanda del Norte con la sensación de que queda trabajo por hacer para volver a pelear por los grandes títulos.





