Aunque al final de la correa siempre hay un humano, los perros siguen siendo el punto de mira cuando uno de ellos muerde o ataca a otra persona. No son los perros, son los dueños.

Aunque al final de la correa siempre hay un humano, los perros siguen siendo el punto de mira cuando uno de ellos muerde o ataca a otra persona. No son los perros, son los dueños.