"Piensos Can Toni abrió sus puertas el 2 de noviembre de 1987, es decir, hace ya treinta y ocho años", explica Francisca Llabrés. Antes de poner en marcha este negocio, su marido y nuestra interlocutora tenían ya uno en la carretera de Establiments. "En aquel momento pensamos que estaría bien trasladarnos a Son Rapinya, porque es una buena zona, y así lo hicimos", añade.
En la actualidad, trabajan en la tienda, además de Francisca, su hija Lorena y un dependiente —Vicens—. Además, cuentan asimismo con un peluquero de perros —Juan Pablo—. "Debe de hacer ya unos veinte años que tenemos peluquería", recuerda. "En verano, la mayoría de clientes quieren que su perros estén fresquitos", especifica seguidamente. La principal novedad con respecto a épocas anteriores en esta materia sería que hoy hay muchas más razas y cruces que antes, lo que influye en "los rasgos de corte" que llevan a cabo en este establecimiento.
"Cuando los perros salen de nuestra peluquería, salen espectaculares", subraya. Durante unos años, tuvieron también en Can Toni una consulta veterinaria con un profesional externo, porque consideraban que suponía ofrecer un servicio más a los clientes. "Lo que hacemos ahora cuando detectamos un posible problema de salud de una mascota es recomendarle a su dueño o a su dueña que acuda a un veterinario", recalca en relación a este punto.
BUENOS CONSEJOS
Los productos que venden no son sólo para perros o para gatos, que siguen siendo las mascotas mayoritarias, pues tienen también una gama rural y otra de aves, lo que significa que venden comida igualmente para gallinas, conejos, palomas, perdices, canarios, periquitos o loros.
"Cuando empezamos, creo que fuimos bastantes pioneros en el tema del pienso para perros", indica. En aquel momento, tenían sólo una referencia de pienso, mientras que ahora hay en la tienda un pasillo específico de alimentación para perros y para gatos. El pienso, enfatiza, es hoy "imprescindible", tanto seco como húmedo.
"Procuramos tener siempre una conexión muy directa con el cliente, respondiendo a las diferentes dudas que pueda tener o interesándonos por cualquier cuestión sobre su mascota que nos parezca relevante, partiendo de nuestra propia experiencia", señala Francisca. Su clientela habitual es "muy variada" y "de todas las edades". Tras casi cuatro décadas de actividad, entre sus clientes se encuentran abuelos, padres e hijos que pertenecen a una misma familia. "Esto es precioso", sintetiza sobre este hecho.
NORMATIVA MUNICIPAL
Una circunstancia externa, pero vinculada a este tipo de negocios, ha sido la de la sucesiva aprobación de diferentes normativas municipales centradas en los animales de compañía. "Por nuestra parte, siempre le recordamos al cliente que su mascota debe ir sujeta con una correa o un arnés por la calle", asevera. En ese sentido, "es esencial que el dueño del perro mantenga un control efectivo sobre su mascota".
Por lo que respecta a las deposiciones de los perros en la vía pública, Francisca recuerda que es obligatorio recogerlas. "En nuestra tienda vendemos bolsas, portabolsas e incluso un producto para diluir la orina, que evita que haya malos olores", prosigue.
"Es imprescindible que la persona que tiene hoy en día un perro sepa que, por ley, al salir a pasear debe llevarlo atado, con bolsas para recoger las cacas", confirma.
NUEVOS PRODUCTOS
A lo largo de nuestra visita, en los expositores de Can Toni descubrimos juguetes para perros y para gatos, así como también cunas, cojines, accesorios como por ejemplo bebedores, una gran selección de collares y arneses, jerseys y chubasqueros.
"Los jerseys son muy importantes, pues si un perrito sale a pasear ahora por la mañana y hay en esos instantes un poco de niebla, con esa prenda evita llegar mojado a casa", analiza poco después.
La continuidad de este negocio está garantizada, ya que la hija de Francisca continuará con la tienda en un futuro. "Lorena trabaja muy bien, se involucra mucho y tiene bastantes ideas nuevas, que siempre son necesarias, pues todos los negocios necesitan aire fresco", dice con orgullo. En paralelo, tanto Francisca como Lorena valoran muy positivamente que el establecimiento esté ubicado en Son Rapinya.
SON RAPINYA HOY
"Son Rapinya ha crecido mucho a lo largo de las últimas décadas, sobre todo a nivel urbanístico", destaca Francisca. En ese sentido, recuerda que cuando abrió la tienda en 1987, justo enfrente de su local había sólo unos terrenos con almendros. "Y desde una esquina de la tienda podíamos ver incluso el mar", rememora con un cierto halo de nostalgia.
"Ahora hay mucha más gente en Son Rapinya, es un pueblo muy agradable que cuenta con muchos servicios", expone. En relación a los servicios estrictamente municipales, Francisca valora positivamente la labor diaria de Emaya. "Creo que el servicio de limpieza funciona bien", afirma, para añadir: "Ahora estamos en una época del año en que vemos muchas hojas otoñales aquí y allá, pero lo cierto es que Emaya limpia las aceras y vacía los contenedores con regularidad".
Su valoración positiva se extiende también a la EMT. "Creo que hay un buen servicio de autobuses, incluyendo una línea de circunvalación bastante reciente que llega hasta Son Espases", comenta. Todavía en materia de movilidad, cuando le preguntamos por las posibilidades de estacionamiento de los vehículos privados, considera que "no estamos mal". Con buen humor, señala que el ideal sería que todos los clientes pudieran aparcar sus vehículos justo delante de la entrada de la tienda. "Pero eso no es posible, claro", concluye con una sonrisa.
