Turismo, empleo y prosperidad: la realidad frente al populismo turismofóbico

Mallorca vive este verano una temporada turística según los parámetros habituales por estas fechas. Gracias a ello, miles de trabajadores ven garantizado su sustento, miles de empresas y autónomos desarrollan su actividad; y todos juntos generan una ingente cantidad de ingresos con las que se sustentan los servicios públicos.

El sector turístico sigue siendo —se quiera o no— la piedra angular de la economía balear, el motor que genera empleo, riqueza y bienestar social. Cualquier intento de minimizar este hecho es faltar a la verdad; y todo intento de revertir esta realidad, un ejercicio irresponsable que puede tener graves consecuencias.

El sector turístico sigue siendo —se quiera o no— la piedra angular de la economía balear, el motor que genera empleo, riqueza y bienestar social

Los mensajes populistas y demagógicos del tipo “Més turisme, menys vida” son un insulto a la inteligencia colectiva y, lo que es peor, a los miles de trabajadores que cada día sacan adelante hoteles, restaurantes, comercios, espectáculos, transportes y servicios asociados. ¿Qué sería de ellos si ese mantra que algunos repiten con ansia, se convirtiera en realidad? ¿Quién asumiría el coste de un desplome económico como el vivido en la pandemia? La respuesta es clara: todos. También quienes detestan el turismo, aunque algunos se crean a salvo tras sus sueldos de funcionarios o sus pensiones, que también sustentan los ingresos turísticos.

Si el turismo genera tensiones en el mercado de la vivienda, en infraestructuras, incrementa la presión sobre el territorio y plantea retos de sostenibilidad, la solución es gestionar, regular con sentido común y anticiparse a los problemas, evitando que se hagan más grandes.

Es preciso mejorar las infraestructuras y el transporte público, aumentar el parque de vivienda pública y construir más vivienda a precio asequible. Pero en ningún caso criminalizar a quienes nos visitan ni al sector económico que nos sostiene.

Aquí se vive del turismo y gracias al turismo, y sería suicida darle la espalda o, peor aún, dinamitarlo, como algunos están deseando

Mallorca no puede permitirse que unos pocos, parapetados tras mensajes maniqueos y eslóganes antisistema, erosionen su imagen como destino acogedor y hospitalario. Esa imagen que forjada durante décadas y que ha convertido a esta isla en un referente mundial. Aquí se vive del turismo y gracias al turismo, y sería suicida darle la espalda o, peor aún, dinamitarlo, como algunos están deseando.

El debate no puede ser “turismo sí o no”, sino cómo queremos que sea el turismo del futuro. Pero la base está clara: sin turismo, Mallorca pierde su pulso económico y social. Hay mucho en juego y eso, sencillamente, no nos lo podemos permitir.

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