Una historia real

No hubo sorpresas: será el sábado y en coche. La rampa no tendrá el honor de ser pisada por la Infanta, deberá conformarse con las pisadas anteriores del Duque. Serán las ruedas de un coche las que dejarán su huella sobre los 38 metros de rampa y, -es de suponer-, que los cristales tintados no dejarán ver quienes viajan en el carro y qué cara pone la que va a declarar ante el Juez Castro. Es por seguridad. La seguridad ante todo, que por el camino puede llover y no estaría bien hacer la entrada en el Juzgado bajo un paraguas, en todo caso bajo palio, como Franco. Por lo demás, dicen que incluso habrá expertos tiradores apostados en las terrazas, con el fin de evitar cualquier acción que se salte el protocolo. A partir de las ocho y media, está previsto que un grupo de la Asamblea Republicana escenifique cerca del edificio donde se administra justicia, una performance. Mientras, la Infanta repasará en el coche los últimos guiones de la representación que durante estos días ha ensayado con sus abogados del grupo del Roca i Junyent. Cada uno en su papel y su atuendo. Los carnavales están a la vuelta de la esquina. El Guión de las preguntas y respuestas -suponemos- habrá sido escrito y dirigido por los abogados del equipo del Sr. Roca i Junyent, más o menos copiadas de las preguntas que acostumbra hacer el Juez sobre el particular. Por otra parte, las respuestas, claras y tajantes, se las habrá aprendido de memoria la Infanta por riguroso orden. No habrá sorpresas. Es de suponer que Juez y Fiscal también sabrán por donde va el guión y cuales son las preguntas y posiblemente las respuestas. Por supuesto, nadie puede imaginar a estas alturas de la película, que al Sr. Castro, en algún momento, le de por improvisar y saltarse el guión. En lo que afecta al Fiscal, es de esperar y suponer que seguirá la declaración atento a lo que se pregunta y en riguroso silencio. Por cierto, que no será grabada en vídeo -por lo de la imagen claro-sólo en audio. Así que si llegamos a oírla, será como en los viejos tiempos una radionovela con final feliz. Mientras comparezca, las Princesas del Mundo entero harán votos -alguna vudú- para que todo quede blanco sobre negro como debe ser , sin fraude, sin trampa ni cartón, inmaculada y blanca como la nieve de los Alpes Suizos vamos. Al final resplandecerá la verdad . Además... hoy en día ¿Quién no tiene una Caja “B” en algún sitio ? por lo menos un cuenquito donde guardar la calderilla y disponer de liquidez a la hora de jugar al tute subastado?.. Venga ya que sí, que hasta la tiene la A.V.T. Acabada la declaración, cada uno a su casa o a su Palacio o Palacete. Unos a Ginebra, otros se tomarán un gintónic y el Juez Castro -de quien dicen ha puesto en venta su casa del Molinar - pensará en retirarse, antes de que la primavera del incomparable Mayo cordobés llame a su puerta. Usted y yo, que no somos adictos a la tele basura ni entendemos de sangre azul ni otras movidas, nos quedaremos por lo menos medio satisfechos. Por fin una Infanta ha declarado, como cualquier hija de vecino que paga sus impuestos. Así que en las páginas de la Historia, se habrá escrito una Historia Real más, a la que seguirán otras, sin duda. Hasta la próxima entrega altezas.

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