Con la que se prevé que sea la mejor temporada turística de la historia en marcha desde Semana Santa, sólo nos faltaba un actor turístico en busca de protagonismo, del protagonismo que se ha buscado cada año.
CCOO ha esperado a que se viera junio en el horizonte para denunciar el incumplimiento del convenio de hostelería y para, de pasada, anunciar "acciones sindicales" en los hoteles. Faltaba parir la abuela, y ha parido a la que ha llegado el calor y se van llenando los hoteles.
Se hace difícil recordar un verano sin una amenaza sindical de algún tipo: limpieza, hostelería, controladores aéreos, compañías aéreas..... Es el momento más aprovechable para tener visibilidad, sin duda. Como tampoco hay duda del daño que hacen estas amenazas (basta la amenaza para que los medios europeos se apunten) a una tierra que conviene recordar una vez más que vive de lo que vive.
De esta temporada turística que apunta a sublime ha hablado todo el mundo: los hoteleros, el sector de actividades turísticas de toda índole, el Govern, el Ajuntament de Palma, el desgraciado de las pintadas anti-turistas.... todo el mundo ha tenido su espacio para opinar sobre lo que hay que hacer ante una temporada que apunta a más que muy buena, y no todo el mundo ha opìnado en la misma dirección. La controlversia, la discusión y el debate forman parte de la forma natural de proceder cuando hay tantos intereses en juego, y más aún el año en que vuelve la 'ecotasa'. Ahora bien, de ahí, a sacar la pancarta, otra vez, aprovechando la visibilidad, va un mundo.
CCOO se queja de supuestas trampas de algunos hoteleros que no trasladan a los contratos los cambios de categoría solicitados tras hacer reformas en sus establecimientos. Si lo consideran ilegal ya saben que pueden acudir a un arbitraje o a los juzgados. Cosa que aún no han hecho.