La frase “vuelta la burra al trigo” la usamos coloquialmente para expresar hartazgo o cansancio de algo que nos repiten numerosas veces algunas personas que, demos por hecho, nos van a resultar a buen seguro ciertamente cansinas. Y a pesar de que el origen de la expresión no está constatado, lo cierto es que, al menos inicialmente, sus protagonistas no eran ni un burro ni el trigo, sino que eran más una mula y el maíz.
Eso se debe a que la mula es un animal que se ha caracterizado más que otros por su terquedad, si bien cuando finalmente lo identificamos con la repetición constante de argumentos equivocados, es probable que inconscientemente la cambiemos por el burro, animal que consideramos más adecuado dada su supuesta nula predisposición para aprender.
Al final, con esta expresión nos estamos refiriendo a las personas que vuelven una y otra vez a nuestro campo imaginario, ya sea de trigo o de maíz, y lo vuelven a estropear, aun por muchos desvelos que pongan otros para que no repitan el mismo error, pues en su terquedad está implícita la consecuencia de sus actos.
Y ahora ya no sé si soy yo la mula que vuelve constantemente al tema de los tributos, por deformación profesional y signo inequívoco de la tozudez que caracteriza a mi familia, o son las distintas Administraciones las que me fuerzan, con igual obstinación, a escribir cada semana de lo mismo. Y es que, de verdad, no aprendemos, ni unos ni otros.
Me estaba entreteniendo en leer, por casualidad dirán ustedes, el Decreto ley 8/2020, del pasado 13 de mayo, de medidas urgentes y extraordinarias para el impulso de la actividad económica en el ámbito de las administraciones públicas de las Illes Balears para paliar los efectos de la crisis ocasionada por la COVID-19; y me he detenido en las dos únicas normas de carácter tributario que contiene: la primera anula el pago a cuenta de la ecotasa del mes de septiembre, que aunque parece a priori una medida real de beneficio fiscal, en realidad no supone otro beneficio que el no tener que devolver posteriormente por la Administración esas cantidades con intereses, todo ello a la luz de lo que parece que será esta temporada; y la segunda establece, ésta sí, un verdadero beneficio fiscal, una bonificación del 75 % en el pago del segundo trimestre de la tasa fiscal que pesa sobre el sector de juegos de máquinas recreativas con premio o de azar.
Sin querer generar un hastío en el lector, propio de la mula que soy, he de recordar que en el presupuesto de ingresos de las Illes Balears para 2020, un poco más de cuatro mil millones de euros, el IVA y el IRPF suponen entre ambos unos ingresos por casi tres mil millones de euros, es decir el 72% del presupuesto, mientras que los ingresos por tributos como la ecotasa (128 millones) y la tasa del juego (40 millones), no llegan sumados al 4%.
Y frente a todo eso, en esos últimos presupuestos sin Covid, la única medida tributaria que se recogió fue incrementar el tipo del Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados (AJD) del 1,2% al 1,5% con carácter general -lo que en circunstancias normales para el común de los ciudadanos le afecta en escrituras públicas de préstamos hipotecarios, obra nueva, división horizontal, segregaciones, agrupaciones, etc.-, y del 2 al 2,5% con carácter especial para las empresas que al adquirir un inmueble renuncian a la exención de IVA – y que lo único que buscan es evitar un impuesto que no es neutro si no un coste más-. No intentemos defender que el tipo es solo un 1,5%, o máxime un 2,5%, se ha incrementado en más de un 30%.
La paupérrima regulación de beneficios fiscales que hemos visto estos años en los tributos propios o cedidos que gestiona la Comunidad Autónoma -incrementando la tributación por las sucesiones de padres a hijos, donaciones, patrimonio, transmisiones patrimoniales en sus diferentes modalidades, canon de saneamiento o ecotasa-, debería ser ahora de verdad ambiciosa, y no limitarse a una mera reducción para el sector del juego, que bienvenida sea como verdadero beneficio fiscal para ese sector en este momento -y sin olvidarme de otro artículo sobre el juego que le debo a mi padrino-; y con un plan de acción en la línea de otros que, en contra del criterio de algunos socios del Gobierno Central, se están adoptando por algunas Comunidades, mucho más ambiciosas en medidas para reactivar la economía.
Debemos centrarnos en la dinamización de la actividad que genera el IVA y el IRPF, que ya hemos visto su peso específico en nuestros ingresos, y dejar para otros presupuestos con menos déficit los empecinamientos en figuras tributarias que no tienen sentido, y menos esta temporada, lo que además me permitirá dedicar los artículos del domingo a temas menos tediosos… aunque, en mi sincera opinión, la mula o el burro que llevamos dentro nos empujarán, ya lo verán, a la vuelta al “triguto”.