Una cámara que aprendió a aguantar la arena del Rally Dakar y ahora se posa en una cala de Mallorca para preguntarnos lo que nadie quiere oír: ¿venganza o perdón? Alisa Selishchava, directora y directora de fotografía con más de quince años de oficio internacional, estrena Rose, Betty and a Big Mess y confirma lo que sospechábamos: el pulso de quien ha filmado en condiciones límite late distinto cuando compone ficción. Ese latido es su firma.
DE LA MODA Y EL ARTE AL CINE QUE PIENSA
Empezó en 2009 entre shootings de moda, piezas de arte y montaje, cuando la imagen era ambiente y atmósfera, no relato. “Quería contar historias” —y se nota—, porque la publicidad permite enviar mensajes, sí, pero no siempre construir personajes. El salto fue natural: del fashion a los documentales y largometrajes, con la cámara como primera casa y la dirección como destino. Su mirada se forja contando desde la imagen y eso se traduce en planos que respiran intención.

La escuela del desierto
No es un recurso de prensa: Alisa rodó rallies en Kazajistán, Marruecos, Argentina y Chile, incluido el legendario Dakar. Ahí aprendió que el plano perfecto a veces se paga con sudor y cálculo frío. El desierto no perdona: el calor abrasa, la arena engaña distancias y los coches vuelan más cerca de lo razonable. Ese entrenamiento dejó cicatriz y método: anticipar, reaccionar, proteger al equipo, encontrar el ángulo bajo presión. Y, sobre todo, saber cuándo acercarse para capturar la verdad… y cuándo apartarse para seguir filmando.
Documental como músculo
En Tailandia, Laos y Vietnam dirigió Seven Seas (2017–2018). Allí aprendió a reaccionar en segundos, a encontrar luz sin focos y belleza donde otros solo ven prisa. Esa escuela atraviesa hoy su ficción: rodar con estrés, pensar en montaje mientras encuadras y mantener la historia por encima del ornamento.
FILMOGRAFÍA CON SELLO PROPIO
Su debut, The Lesson (2021), sumó 18 selecciones, cuatro finales, dos premios y un galardón a la Mejor Fotografía en un festival internacional en Moscú. No es casualidad: es una historia nacida de un tiempo áspero —madre soltera, encierro, precariedad— y contada con humor como salvavidas.
En 2022 llegaron Easy, con 14 selecciones oficiales (incluido el Festival de Varsovia) y premios en Turquía; Easy ha ganado premio en Polonia en Varsovia. The Choice, protagonizada por la musa de la autora, Liudmila Khitrova- famosa prima-ballarina, finalista en Rumanía con selecciones en Grecia y nominación en Barcelona”- ha ganado el premio este fin de semana “Mejor cortometraje español”- En Barcelona; y The Dream, con ocho selecciones, una final, mención de honor y dos nominaciones. En 2023, The Perfect Woman ganó en New York International Films Infest y viajó por España, Reino Unido y Estados Unidos —incluido Evolution Film Festival— dejando claro que su fotografía se reconoce incluso de espaldas.” - The Perfect Woman- ha ganado premio- Mejor Directora- en Barcelona.
ROSE, BETTY AND A BIG MESS ES HOY

Rose, Betty and a Big Mess (2025) acaba de estrenarse y ya es selección oficial de Evolution Film Festival. La película es una pregunta en movimiento: dos hermanas arrastran a un hombre de su pasado hacia una playa remota. Van encendidas por la rabia. En el camino, el asfalto enfría la certeza y la frontera entre justicia, venganza y perdón se vuelve bruma.
Sinopsis
Dos hermanas emprenden un viaje de venganza, conduciendo hacia una playa remota con un hombre de su pasado. Impulsadas por la rabia, quieren que pague. El trayecto, sin embargo, desgasta convicciones: aparecen dudas, vacilaciones y la pregunta incómoda. A medida que la tensión crece, las emociones chocan y la línea entre justicia, venganza y perdón se difumina. Cuando llega la verdad, tendrán que decidir: seguir adelante… ¿o perdonar?
Equipo clave del corto
•Música: Tom Linden
•Voz en off (Narrador): Carmen Molinar (cómplice habitual, conexión nacida en Evolution Film Festival)
•Coreografía: Resu Ragel Ureta
•Reparto: Blanca Creus Mulet, Camille Koefoed, Cesar Torres
•First Assistant Director / Mano derecha: Flora Cabot Aguiló, Marta Salom Sánchez
El equipo no es una lista, es un pulso. Se nota cuando la confianza se filma.
MALLORCA, LUZ QUE DISCUTE EL DESTINO
Rodada en Mallorca, la película convierte la isla en personaje y espejo. Sus calles de piedra, la cal que rebota el sol, los acantilados que intimidan… La luz mediterránea es honestidad brutal; te obliga a elegir bien cada contraste. Para Alisa, que viene de un paisaje natal plano, gris, melancólico, la isla fue revelación inmediata: “Cada esquina es cine”. Fornalutx, Valldemossa, carreteras secundarias que susurran decisiones. La geografía no decora: presiona a las protagonistas hasta la última duda.
Danza, agua, respiración
La coreografía de Resu Ragel Ureta ensarta movimiento y emoción. Alisa viene de una cultura donde el ballet es religión, y su cámara lo sabe. El cuerpo narra lo que la boca calla. Por eso el corto es también un ensayo físico sobre cómo se mueve la culpa y cómo se baila la redención. Incluso bajo el agua, donde la gravedad suelta lastre, la coreografía piensa por nosotras.
DE QUÉ ESTÁ HECHA SU MIRADA
Resiliencia técnica, humor y ética del cuidado. Esas son las tres capas que sostienen su estilo.
1. Resiliencia técnica
Quien ha esperado horas a que un coche vuele sobre un objetivo sabe cuándo arriesgar y cuándo proteger. Ese olfato hoy le permite rodar rápido, con poco presupuesto, y no perder la emoción. El plano llega si la historia lo necesita.
2. Humor como válvula
Sus ficciones no se regodean en la tragedia. Aunque The Lesson nazca del encierro o Rose, Betty and a Big Mess se siente al borde del precipicio, hay humor que ventila. “Hacer pausa antes de hacer daño”, insiste. Y esa pausa —esa respiración— es también una decisión de montaje.
3. Ética del cuidado
El cine independiente se paga muchas veces con la vida real, y Alisa lo sabe: invierte su propio sueldo, llama a colaboradores que creen en las ideas y sostiene al equipo con transparencia. Cuando no hay dinero, la moneda es la confianza. Por eso su set es un lugar donde la gente quiere volver.
CASTING CON MÉTODO Y COMPLICIDAD
Camille Koefoed estaba en su cabeza desde hacía años. La otra hermana cambió a última hora: el trabajo mandaba. Crisis clásica. Solución: una red viva —Actors Lab, con el acting coach Oliver— y ensayos intensivos a contrarreloj. El papel se encarnó en dos días. Cuando el rodaje empezó, las escenas ya respiraban; así Alisa pudo dirigir y llevar cámara a la vez sin perder el hilo emocional. Preparar es ganar tiempo de rodaje.
ESTRATEGIA DE FESTIVALES SIN AUTOENGAÑOS

En festivales, no todo es tirar de tarjeta. Alisa ha probado con agencias, y ha comprobado que la curaduría propia funciona mejor: leer bases, revisar selecciones anteriores, distinguir grupos A y B, ajustar expectativas. No todos los certámenes quieren comedia, y no todo drama necesita tinieblas infinitas. El objetivo no es solo entrar, es querer estar: viajar, hacer networking útil y volver con algo más que una foto de photocall.
TEMAS QUE HILVANAN UNA FILMOGRAFÍA
The Lesson mira la maternidad en soledad en tiempos crispados; Easy se ríe del dating online y sus máscaras; The Perfect Woman invierte el tópico de la infidelidad y pone a dos mujeres frente a un espejo incómodo; The Choice dialoga con la encrucijada entre carrera y familia a través de bailarinas. En todas, una constante: la decisión es personaje.
CÓMO SE PRODUCE CUANDO NO HAY RED


La financiación pública exige papeles, idiomas y paciencia de dos o tres años; los cortos, salvo milagro, no regresan con taquilla. ¿Qué queda? Poner el cuerpo. Alisa lo hace: colabora con compositoras y compositores que creen —Daniel Torea en muchos de sus proyectos, Tom Linden ahora con una banda sonora de perfume italiano retro—, mueve contactos y prioriza lo rodable. Filmar hoy para mostrar mañana y así abrir puertas a su largometraje musical, ese proyecto con caballos españoles y flamenco que ya tiene un primer tratamiento y un corazón claro.
REVENGE VS FORGIVE UNA PELÍCULA QUE TE SIGUE A CASA
La pregunta late después de los créditos: ¿vengarse trae paz o hay otra manera de sanar? El corto no pontifica; te sienta al volante con Rose y Betty y te deja sudar la decisión. Es cine que conversa, no que señala. Y por eso funciona: la justicia es una palabra enorme, la lealtad también, el perdón una hazaña íntima. No hay eslóganes, hay planos que piensan.











