Actualidad
El momento culminante de mi vida me llegó esta semana, justo cuando comprobé, por mí mismo, que había conseguido llegar –después de muchos años- al estado puro de la imbecilidad. Personalmente, ya disponía de múltiples ejemplos anteriores en los que mi actual estado se insinuaba, primero levemente y más tarde
Una de las cualidades más admirables que posee el agua es que moja. Sí, sí, perdonen: ¡no me lo discutan! Tanto saliendo de un grifo como dentro de un cubo, el agua moja. Otra soberbia cualidad que la enaltece –nada menor que la citada- es su verticalidad durante el inexorable
Cuando me sitúo en frente del electrodoméstico audiovisual, existen dos espectáculos capaces de centrar toda mi atención y conseguir el efecto de ensimismamiento rotundo: las corridas de toros y los discursos parlamentarios. Sobre el primero, no tengo excesivas ganas de discutir; simplemente, disfruto viendo como se desarrolla el arte del
Escribo el vocablo tendencia visto que, de un tiempo a esta parte, lo que antaño era descrito como una moda, se ha convertido en una tendencia; debe ser una moda. Recientemente, he tenido el honor de participar en una cata de gin-tónics, esta bebida ya popular que consume, con un
La verdad: no entiendo la justicia que imparten algunos jueces. Siempre había comprendido que – según algún insigne griego de la época de Pericles- la Justicia consistía, simplemente, en dar a cada uno lo suyo. Resulta que los jueces son humanos. ¿Curioso, no? No están por encima del bien
Yo no se ustedes, pero un servidor tiene la mala costumbre de relacionar los rostros de las personas conocidas popularmente –sean políticos, cantantes, actores, etc- con lo que creo entender que deberían ser sus auténticas profesiones u oficios. Así, de este modo, cada vez que le veo la faz a
Nunca he sido excesivamente partidario del terror; en ninguna de sus posibles aplicaciones. Me parece una molestia innecesaria, una pérdida de tiempo y una solemne insensatez. De hecho, ya vamos tirando con el miedo. No hace ninguna falta someter la sensación propia del miedo a escalas máximas. El terror se
Tengo la ligera impresión de que, últimamente, siempre me estoy quejando. La vejez, sin duda, ayuda a aumentar el sentido de la rebeldía: es, en cierto modo, como una vuelta retardada a una situación de desacuerdo generalizado. No me gusta casi nada. La nostalgia no ayuda; ni un ápice. En
Estando, como un servidor estaba, hasta las mismísimas gónadas masculinas de tanta impertinencia tecnológica, he tomado la santa decisión de dejar este mundo; el mundo de la relación individual y social, en todo aquello que se refiere a la informática y el audiovisual en general. Dos motivos han conseguido acabar
Siguiendo, estrictamente, la brillante e inteligente normativa práctica dictada, en su día, por la brillante e inteligente ministra Bibiana Aido (recuerden su chachipiruli expresión: “miembros y miembras”), a las mujeres que pilotan cualquier artilugio movedizo más o menos automotriz (normalmente, aviones o coches de carreras) se las debe denominar, sin
Una suave y ligera brisa invade pacíficamente el entorno. El escenario es sencillo, como tiene que ser: un par de cervezas frescas sobre una mesa redonda y dos sillones de mimbre. Los protagonistas: un hombre y una mujer; ¿para qué más? No hay antagonista alguno. El decorado: la inmensidad eterna
Recién llegado de un largo viaje por Alabama (en los Estados Unidos de América) me encuentro con una sorpresa muy sorpresiva, si se me permite esta redundancia contundente. Observo, con incredulidad, que los coches no utilizan los intermitentes, artilugio creado con el fin de indicar la futura dirección del vehículo