Qué importantes son las ideas que nos cuestionan las cosas que damos por supuestas. Porque damos muchas cosas por supuestas. El progreso, por ejemplo. Que progresamos siempre, que todo va a mejor, que somos mucho mejores que los de antes. Y de esto escribe Simon Johnson, economista del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), y nobel de economía 2024 junto a Daron Acemoglu en sus estudios sobre la relación entre desarrollo tecnológico y su dispar efecto en la sociedad. Los autores de Poder y Progreso (Deusto, 2023) afirman que el progreso no es un destino determinado, automático (podemos ir a peor) y que éste no conlleva necesariamente mejoras para la mayoría de la población. Por el contrario, tal y como estamos comprobando, se enriquece a una élite de empresarios e inversores mientras se precariza la existencia de muchos otros.
En el pasado, citando el prólogo de Poder y Progreso: “la prosperidad común se hizo realidad porque -y cuando- la dirección de los avances tecnológicos y el enfoque adoptado por la sociedad para repartir sus beneficios se alejaron de unas disposiciones que habían beneficiado sobre todo a una élite muy reducida”. La tesis sería: si no repartimos de forma más igualitaria los beneficios del crecimiento económico promovido por las nuevas máquinas y técnicas de producción, si no actuamos, la democracia estaría en riesgo. ¿Podemos empezar a imaginar que esta crisis democrática expresada en la erosión de los contrapesos del poder está relacionada con la orientación del desarrollo tecnológico?
En una entrevista publicada por El Mundo el pasado 10/11/2024, Johnson propone tres ejemplos de acciones para que los avances tecnológicos beneficien a la mayoría de la sociedad, a saber:
Promoción desde los poderes públicos de un desarrollo de IA pro trabajador. Es decir, crear las condiciones necesarias para la eclosión de un desarrollo de IA enfocado en los trabajadores y la creatividad de los empleados menos cualificados. Si esto se hiciera real, no faltarían voces señalando la falta de libertad de innovación y empresa en Europa, como si cualquier norma y los valores que defiende tuvieran que retroceder a este impulso puro y emancipador del emprendedor.
Controlar la vigilancia. A más vigilancia, más obediencia. Utilitarismo inadvertido, como la solución más lógica, la funcionalidad evidente, inevitable. Aquí Johnson se está refiriendo a todos los productos que incorporan en la sombra herramientas de monitorización, de control, que, en último término, pueden socavar no solo la privacidad de las personas, si no su dignidad, equiparando de facto persona y máquina. Son, en suma, la más genuina expresión del pensamiento computacional, que todo lo reduce a términos de eficiencia y utilidad. Recomiendo al lector curioso investigar qué ocurre en los centros de distribución de Amazon.
Gravar con un impuesto la publicidad digital. ¿Por qué? La publicidad digital es el modelo de negocio que ha hecho de Google o Meta empresas de capitalización bursátil mayores que los sectores tradicionales, como petroleras e industria metalúrgica. Se basa en la publicidad personalizada, esto es, en la creación de perfiles únicos a los que asignar un determinado mensaje en un momento concreto, tanto en redes sociales, como en entorno on line abierto. Estamos advertidos de los mecanismos adictivos, de los riesgos para la salud mental y el discurso público, pero siendo su efecto individual no tan evidente (yo no tengo nada que ocultar, no me importa que sepan dónde estoy, ni que leo, etc), seguimos actuando como si no pasara nada, presos quizás de los propios efectos de atontamiento que nos producen.
Otro extracto del prólogo de Poder y progreso: “En la actualidad, gran parte de la población mundial vive mejor que nuestros antepasados porque la ciudadanía y los trabajadores de las primeras sociedades industriales se organizaron, cuestionaron las decisiones de la élite sobre la tecnología y las condiciones laborales y forzaron la creación de nuevos mecanismos para repartir de forma más igualitaria los beneficios derivados de la innovación. Hoy en día necesitamos volver a hacer lo mismo”
Que siempre nos acompañen e identifiquemos ideas a la contra, sencillas pero llenas de potencia y sentido, voces que cuestionen la corriente predominante, las cosas que damos por supuestas (el progreso, la vigilancia). Es el principio del cambio y la acción significativa.