Covid, medidas desesperadas para Mallorca

Ninguna de las restricciones impuestas por el Govern durante las últimas semanas han sido suficientes para frenar el avance del coronavirus en Mallorca. La Isla contabilizaba este lunes 207 de los 210 nuevos contagios registrados en la comunidad, coincidiendo con la aprobación de una nueva tanda de restricciones que tendrá efectos directos en las celebraciones de Navidad situando a Mallorca en el nivel 4 de alerta, el máximo en el baremo establecido por el propio Govern.

Salvar la Navidad se presenta ya como una misión imposible -excepto las leves concesiones a reuniones muy restringidas y una mínima actividad social- a la vez que la resignación se apodera tanto de los ciudadanos como de los negocios que quedan sometidos a severas restricciones, como es el caso de bares y restaurantes. Estos establecimientos suman ahora una vuelta de tuerca más al ver reducida su actividad sólo al exterior -si tienen la suerte de tener terraza- y verse obligados a cerrar a las seis de la tarde los fines de semanas y vísperas de festivos. Para todos, el toque de queda permanece en vigor desde las diez de la noche.

Las nuevas restricciones en Mallorca obedecen al temor a que se produzca una tercera ola de la pandemia, situación que muchos creen que ya se estaría produciendo y que no es ajena a la circunstancia que atraviesan muchos otros territorios o países. La propia Alemania ha cerrado toda la actividad no esencial hasta el próximo 10 de enero -incluyendo las escuelas-, aunque en paralelo ha anunciado un potente paquete de medidas de ayuda a empresas para apoyar la economía.

Las medidas desesperadas aplicadas en Mallorca en la fase 4 se extenderán, como mínimo, hasta el 28 de diciembre, aunque la propia presidenta del Govern, Francina Armengol, reconoció que no será fácil desactivarlas antes de la Nochevieja. La actividad social se percibe como la principal causa de expansión de la pandemia en las Islas por lo que sólo limitando esta actividad podrá contenerse el incremento de contagios. Hace falta, sin embargo, mucha claridad y pedagogía en la explicación de las medidas, así como un control decidido y suficiente para obligar a su cumplimiento, sobre todo en los espacios públicos. En el terreno privado, la responsabilidad de cada cual y el sentido común deben ser las herramientas principales que contribuyan a frenar el virus. No hacerlo llevará a una mayor expansión de la enfermedad y a una nueva vuelta de tuerca en las restricciones; que siempre pueden endurecerse más.

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