Los bancos y las cajas de ahorro tratan de compensar la caída de sus ingresos, fruto de que dan menos créditos, con la subida de las comisiones. Así, en los últimos seis meses ha aumentado el precio de las tarjetas, del mantenimiento de cuentas, y en algunos casos, los intereses de créditos y las hipotecas multiplican por diez el IPC. Pese a que el IPC creció en junio el 3,2 por ciento, hay comisiones que se han disparado hasta un 34,4 por ciento en el primer semestre de 2011, de acuerdo con el Portal del Cliente Bancario del Banco de España. Este es el caso de las tarjetas de débito. Si a finales del año pasado este producto costaba, en promedio, 17,30 euros al año, hoy en día supone un gasto de 19,25 euros. Prácticamente dos euros en apenas seis meses. La subida de las tarjetas de crédito, en cambio, ha sido mucho más moderada, aunque también supera la inflación: un 3,9 por ciento, hasta los 35,75 euros, de acuerdo con expansion. Por si fuera poco, las tarjetas no sólo son más caras para mantenerlas, sino también para utilizarlas. Hace seis meses sacar dinero de un cajero de la misma red de la entidad propia suponía dejarle al banco una comisión del 1,08 por ciento. Hoy se paga un 1,33 por ciento. Y si a alguien se le ocurre hacer este mismo movimiento con una tarjeta de crédito, que se prepare a pagar un 4,27 por ciento, cuatro puntos básicos más. La subida de precio es sustancial también en el caso del mantenimiento de las cuentas. Una cuenta corriente costa en promedio 25,80 euros cada semestre, un 15 por ciento más, alza similar a la registrada por las cuentas de ahorro, un 15,8 por ciento, hasta 25,16 euros. Estas fuertes subidas coinciden con la vuelta de tuerca que algunas entidades han dado a sus programas de comisiones cero. Santander, por ejemplo, obliga ahora sus clientes a contratar dos productos, o a tener un saldo en cuenta superior a 500 euros, para acceder a su plan, cuando antes sólo pedía uno.
