Amado u odiado, el 'variat' mallorquí genera todo tipo de opiniones. De lo que no hay duda, es que esta combinación de platos es una de las apuestas más conocidas de la gastronomía mallorquina desde su aparición, en los años cincuenta y sesenta, con la llegada del turismo a la isla.
Actualmente, el 'variat' vuelve a estar de moda. Buena parte de ello tienen las redes sociales, y su poder de difusión, como la cuenta la de Instagram @variatmallorqui
Cuentan los que saben, como el creador del perfil citado anteriormente David Valdés, que sin ensaladilla no hay variat "porque es lo que unifica el plato y le da cremosidad". Luego están los tres ases, de los que hay que meter al menos uno: pica pica de sepia, callos o pilotes.
Además hay que hacerle hueco a una, dos o más tapas a gusto del variatista, entre las cuales tenemos la carne en salsa, los champiñones, la lengua con alcaparras, los riñones, el lomo, pulpo con cebolla, hígado, e incluso frit mallorquí de matances, de botifarró, de corder... Pero atención a este último punto, el del frit, porque para muchos es un sacrilegio.
Por último, están los 'variats' que atreven con el extra de pincho de tortilla, mejillón con mayonesa (o all i oli) o tumbet. Una propuesta, para algunos, demasiado arriesgada.
Durante los últimos siete días, mallorcadiario.com ha realizado una encuesta en la que el 52,5 por ciento de los participantes ha considerado el 'variat' como el mayor acierto de la gastronomía mallorquina. En cambio, el 47,5 por ciento restante ha opinado todo lo contrario.