Esther Fuster: "Contemplar la naturaleza es la base de mi inspiración"

Esther Fuster sentada en un sofá en su estudio rodeada de arte.
Esther Fuster comparte un momento en su espacio creativo.
[responsivevoice_button voice="Spanish Female" ]

Esther Fuster lleva 28 años como profesora de dibujo y al mismo tiempo mantiene su pasión por el arte que descubrió cuando era una niña. Convenció a sus padres para estudiar y se licenció en Bellas Artes en Madrid. Para componer sus obras se basa en la contemplación de la naturaleza en la que halla la inspiración.

Con el objetivo de completar esta entrevista, con datos biográficos, apuntes profesionales, gustos y sabores, nos citamos en su estudio situado en la barriada de Son Sardina. Salió a recibirme con su compañera fiel, Mora, una perrita de raza schnauzer miniatura, de pelo negro.

Hace un año y medio que tuve la suerte de encontrar este edificio en esta tranquila barriada. Vivo en el primer piso y en la planta baja tengo mi taller.

Entramos por la planta baja, donde hay varias mesas de trabajo, muestras de sus pinturas y de sus esculturas, una mecedora, un sofá y otros objetos. Allí nos situamos, acompañados y vigilados por su perrita.

Esther Fuster sonríe con su perro en un paisaje montañoso
Esther Fuster disfruta de un momento en la naturaleza con su perra. La belleza del paisaje la inspira.

Para empezar a conocerla, nos iremos un tiempo atrás ¿Qué puede contarnos de su familia?

Mi padre se llamaba Tano y era comercial. Mi madre se llama Pitu. Ambos naturales de Palma, somos tres hermanas, María la más joven, Lara y yo la mayor.

Esther Fuster Jáudenes nació en Palma el 5 de febrero de 1972

ese año fue bisiesto y comenzó en sábado, declarado como Año Internacional del Libro, en la ciudad china de Chanqsha, unos trabajadores encontraban unas tumbas en las que se hallaba la Dama Dai la momia mejor conservada del mundo, en Irlanda del Norte sucedía el Domingo Sangriento, en Japón se inauguraban los Juegos Olímpicos de Sapporo 1972 donde el esquiador español Francisco Fernández Ochoa se haría con una medalla de oro, en Vitoria una huelga de 3.500 trabajadores provocaría el cierre de la fábrica de neumáticos Michelin, se celebraba la primera Cumbre de la Tierra en Estocolmo en la que se debatieron los problemas ambientales generados por el hombre, en la XX edición de los Juegos Olímpicos de Verano en Múnich, el grupo terrorista Septiembre negro asesinaba a 11 componentes del equipo de Israel, en octubre se estrellaba en los Andes un avión que transportaba a 45 personas a bordo todas de un equipo de rugby uruguayo, 72 días después en diciembre encontraban a 16 supervivientes, se anunciaba la separación de la legendaria banda Creedence Clearwater Revival, un terremoto de 6,3 destruía Managua, capital de Nicaragua dejando más de 11.000 muertos, después de dos años de obras entraba en servicio la terminal B del Aeropuerto de Son Sant Joan.

¿Qué encontraríamos en el álbum de fotografías de su infancia?

Mis mejores recuerdos de la infancia y adolescencia son de los veranos en el Puerto de Pollensa. En cuanto acabábamos las clases nos mudábamos y pasábamos todo ese tiempo allí jugando en la playa, montando en bici, en la calle con la pandilla, en barca. una libertad maravillosa, sin horarios. En familia.

¿Hubo algún juguete por el que tuvo predilección?

Sí, mi padre nos construyó una casita de muñecas de madera enorme, era tan grande que mi hermana Lara y yo utilizábamos el tejado como tobogán. Me pasaba horas jugando con eso. Fue uno de mis juguetes favoritos.

Descríbanos una escena que rememore su día a día como estudiante…

En el colegio era más o menos buena estudiante, un poco habladora… a veces me castigaban al fondo de la clase o en la mesa del profesor, pero era responsable… o al menos eso recuerdo.

Sigamos indagando. Ahora llegamos a esa época de transición, de experimentar cambios psicológicos y físicos, de descubrir nuestra identidad y el mundo que nos envuelve. La adolescencia…

Mi adolescencia, como ya he mencionado está marcada por esos veranos en el Puerto de Pollensa, en pandilla con los amigos, también nos divertíamos con las primeras verbenas de los pueblos, mi padre nos acompañaba a Valldemossa, Andratx, Felanitx y por supuesto las de Pollensa.

¿Cuándo comienza su idilio con la pintura?

Desde pequeña me pasaba horas dibujando. Un día cogí un libro de Sorolla que teníamos por casa y copié uno de sus cuadros de niñas bañándose en la playa, cuando mi madre lo vio, dijo;” esta niña tiene que ir a clases de dibujo” y poco después, a los trece años, empecé a ir a la escuela de Joan Vich, a quién considero un artista magnífico. A los más pequeños les daba clases los sábados por la mañana, pero como nosotros nos íbamos los fines de semana al Puerto de Pollensa, mis padres que me apoyaron en todo momento, pidieron, si podía ir con los adultos. Eran dos horas seguidas, dos días a la semana. Al principio me parecía interminable, de vez en cuando me escondía en el baño un rato para descansar de la presión. A medida que fui creciendo me di cuenta de lo mucho que aprendía y disfrutaba, tanto que no dejé de ir hasta que me marché para estudiar Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, donde me licencié en la especialidad de escultura.

Esther Fuster observando sus obras en el taller
Esther Fuster disfruta de su espacio creativo rodeada de arte.

Cuando acabó Bellas Artes, tenía 24 años se marcha a Estados Unidos para trabajar como “au pair” para una familia de Alexandria, una ciudad independiente de la Mancomunidad de Virginia a unos 10 kilómetros de la ciudad de Washington DC.

Era una gente maravillosa que me permitían dedicar tiempo a mis cosas, me trataron como si fuera un miembro más de la familia. Estando allí, aproveché para realizar tres cursos de grabado en la Escuela de Arte de Virginia. Todavía mantengo contacto con ellos.

¿Cuáles fueron sus primeras exposiciones?

Mi primera intervención fue en una colectiva en la propia escuela de BBAA de San Fernando en Madrid. Después una también de estudiantes en la Escuela de de Arte de Virginia. Y posteriormente en Palma en los premios de Art Jove, en los que participé en distintas ediciones.

¿Qué atesora entre sus gustos artísticos?

Es muy difícil decir qué tipo de arte me gusta, es variado. Me impactó descubrir el arte aborigen australiano. Las formas y la conexión con la naturaleza y la tierra. Me gusta el arte tribal, el arte africano, las máscaras y las esculturas y añado los grabados japoneses.

¿Y si hablásemos de algunos artistas por los que muestra preferencia?

Me es difícil también decir cuál es mi artista favorito. Admiro el trabajo de Picasso por lo polifacético y prolífico. Utilizar y dominar todas las técnicas y disciplinas, sin dejar de innovar y participar de diferentes movimientos artísticos, es impresionante. En pintura y sobre todo en escultura.

Precisamente sobre eso quería comentarle. Usted está hablando de pintura, pero también se erige como escultora.

Así es, me cautiva la escultura, de hecho, soy escultora, aunque pinte y dibuje me tira más el volumen y la instalación. Destacaría a Chillida, Henry Moore, Matisse, Jaime Plensa, Robert Brotherton, Louise Bourgeois, Pep Sirvent, entre tantos otros.

Le pido alguna referencia de su vida profesional…

Qué llevo 28 años trabajando en el Colegio Madre Alberta, como profesora plástica de dibujo artístico y dibujo plástico y me satisface mucho esa labor.

Descríbame la situación, sus sensaciones, motivaciones en el taller mientras está esculpiendo o pintando…

Cuando trabajo me siento feliz, abstraída, no pienso en nada más, si estoy triste o preocupada se me olvida totalmente, si estoy contenta soy más feliz si cabe… no necesito nada más. Crear alimenta el alma.

¿Se definiría seguidora, de alguna etapa de la historia del arte?

Igual que me pasa con los artistas me cuesta quedarme con una sola época, en todas conecto con algo. Me persuaden las culturas antiguas, me asombró descubrir la cultura cretense, me maravillan el arte egipcio, la cerámica griega y romana, los mosaicos y el arte árabe, del arte bizantino me quedo con los dorados que los utilizo en algunas esculturas.

Esther Fuster sonriente con un sombrero rosa en un selfie
Esther Fuster comparte un momento alegre en su estudio.

¿Además de su trabajo y admiración por el arte, le queda tiempo para disfrutar de otras cosas?

Mi principal afición es trabajar en el taller, es lo que más me llena y con lo que más disfruto. Me encanta pasear con mi perra, por el campo o por la playa. Sentarme a contemplar, la contemplación también es alimento para el alma como el arte. Me atrae la lectura, también bailar y viajar.

Viajar te abre los ojos, la mente y el corazón.

¿Entre tantos viajes, hay alguno que considere inolvidable?

Me siento afortunada por haber podido viajar a lugares diferentes y con objetivos muy dispares, pero creo que el viaje que más ha entusiasmado por lo que supuso para mis hijos, ha sido el verano que visité a mi amiga Christine en New Jersey, mis hijos, una amiga y sus hijos. Fue una experiencia imborrable ver a los niños descubrir América, todo era nuevo para ellos, como si vivieran una película, nos reímos como nunca, fue una aventura extraordinaria.

¿Qué materiales manipula para ejecutar sus piezas?

Numerosos metales, maderas, cerámicas, piedras, escayola. Me seducen los olores que me retrotraen a la facultad, por ejemplo, el olor a soldadura, o como cuando paso por una carpintera y huelo el aroma que dejan las virutas, me paro y respiro hondo.

Con algunos de esos nombres que Esther ha perfilado, nos hemos aventurado a realizar un viaje imaginario. Con algunos de esos artistas que, con su talentosa creación plástica, salpican nuestras lecturas, nuestras memorias, nuestra visión y nuestras creencias. Y ahí entra nuestra protagonista para pretender la habilidad de Moore, para ejercitarse en un elemento pendular de Giacometti, en las abstracciones prehistóricas de Brâncusi, en la perfección anatómica de Rodin, en la arquitectura de Chillida, en el interior de los ojos cerrados de las piezas de Plensa, o en la química vanguardista del arte feminista del arte pop y la psicodelia de Yayoi Kusama.

Nos ha confesado que una de sus aficiones es leer, le pido que nos recomiende un libro…

Me hace llorar cada vez que lo leo, es un libro infantil de un autor que descubrí cuando estuve en EEUU, Shel Silverstain, “The giving tree”, es de una sensibilidad y una ternura únicas y las ilustraciones son de una soberbia sencillez. Una moraleja sobre la relación entre un niño y un árbol del bosque.

Ya que está generosa, recomiéndonos una película,

“Amelie” es una de mis películas favoritas, la historia, la estética, el color, el humor, la crítica, la música…

Esther Fuster señalando una obra de arte en su estudio.

Seguimos con las peticiones ¿Qué tipo de música escucha habitualmente?

Me gusta el soul, el jazz, el blues, la música de los 40, 50, 60, 70.

La música española también.

Si alguien le dijera que puede concederle un deseo ¿Por qué se decantaría?

Mi deseo más profundo es que mis hijos encuentren su camino y su sitio en el mundo y que se rodeen de gente que los quiera.

Desde finales del 90 hasta 2022 ha participado en certámenes internacionales obteniendo varios premios en Art Jove en Mallorca y en festivales de Japón, Corea y Suecia.

Ha mostrado sus obras en numerosas exposiciones individuales y colectivas y algunas de sus piezas forman parte de colecciones particulares.

¿Alguna vez se ha emocionado contemplando una pieza de arte?

Muchas veces. Sin ir más lejos la visita que hice al Museo del Prado hace unos meses, paseé sin prisa y saboreando cada detalle, hacía tiempo que no lo visitaba y salí entusiasmada con las obras de los grandes, Velázquez, Goya, el Greco, Rubens, todo en general estaría entre mis gustos, sobre todo las esculturas clásicas.

¿Qué haría desaparecer que esté al alcance del ser humano?

Sin duda la envidia. Es la base de todo mal.

¿Qué acontecimiento internacional le quedó grabado en la piel?

La caída de las torres gemelas, recuerdo perfectamente que estaba en el balcón con mi hijo mayor que tenía poco más de un año y la vecina salió a decirme que algo pasaba, y después vimos la noticia en la tele. ¡Terrible!

¿Qué temas de actualidad ocupan su interés?

No veo nunca las noticias, una amiga del trabajo me las cuenta.

Uno de los días más emocionantes de su vida

Sin duda, los días en los que nacieron mis hijos.

Uno de sus peores momentos

La muerte de mi padre uno de los peores, le sigo echando de menos.

¿Qué definición se atreve a hacer de sus trabajos, esculturas y pinturas?

Mi trabajo es un reflejo de lo que me rodea, de mi entorno, soy una persona contemplativa, me siento a observar, el mar, la naturaleza, me fijo en cada fragmento, en los flujos, en los colores, en los volúmenes y texturas. Generalmente lo que hago es absorber lo que capta mi atención, utilizo cuadernos de apuntes que me sirven de inspiración, son mis tesoros, me ayudan a interiorizar, a quedarme con la esencia, ya sea un color, una forma o un movimiento y después lo interpreto, siempre parto de la realidad, la hago mía y la represento según la perciba. Son obras muy mediterráneas.

Me gusta ver la belleza en la decadencia, por ejemplo, las flores y plantas cuando se están secando, cómo se transforman los volúmenes, las nuevas formas y texturas que aparecen tan o más hermosas como las de la planta viva. Las raspas de los peces combinados con el aleteo del pez vivo nadando en círculo en el agua. Los huesos, las conchas, las piedras…

Esther Fuster sonríe mientras trabaja en una escultura de nieve.

Su pintura parte de una figuración, y puede ir variando a la abstracción, o al surrealismo, esa mezcla configura sus piezas.

Me paro hago un zoom y fragmento. Uso figuras geométricas y las adapto, me agrada la mezcla de los materiales, madera con cerámica, con hierro…

¿Qué cualidades destacaría de usted en positivo y en negativo?

En lo positivo, intento siempre ver la parte buena y deleitarme al máximo de lo que me rodea y de las oportunidades que me brinda la vida.

En lo negativo, tengo mal genio.

¿Tiene proyectos cercanos que pueda desvelarnos?

De momento voy a seguir trabajando para una próxima exposición y acabar con algunos encargos. Me apetecería volver participar en algún evento en los que realizamos esculturas en la nieve.

Eran los últimos días de verano y la última palabra que había anotado era “nieve”. De vuelta al coche pensé con ironía ¡Espero que no se derrita!

Me iba con la satisfacción de haber disfrutado de la visita de esa tarde.

Texto: Xisco Barceló

Fotografías: Xisco y Esther

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *