Inmigrantes en Alemania en primera persona

Se habla mucho sobre la inmigración y sobre todos los emigrantes que han tenido que abandonar España para encontrar un trabajo digno, pero realmente ¿qué supone vivir fuera de tu país?.

Como siempre explico a mis alumnos y clientes, tenemos muy poca memoria histórica y olvidamos que el ser humano, ha sido emigrante toda la vida y que desde el éxodo judeocristiano, donde se nos expulsó del paraíso, nos hemos visto abocados a migrar forzosamente. El gran éxodo de Egipto durante 40 años en el desierto del Sinaí, el de Mahoma desde la Meca a Medina ó sin irnos tan lejos los más de 60 millones de italianos que tuvieron que emigrar de su país durante el siglo XX, por no hablar de todos los españoles que tuvieron que desplazarse a Venezuela, Argentina, Brasil, ó Alemania.

En mis Posgrados de Coaching y Expertos Universitarios en España y el resto del mundo, ya estamos en México y Suiza, siempre explico que, hay que tener mucho cuidado con prejuzgar y crearse juicios de valor sobre una persona o situación concreta, ya que una cosa es ver los toros desde la barrera y otra muy distinta es estar delante del toro en el ruedo.

Va a hacer dos años que vivo en la Selva Negra alemana, colindante con Suiza, ya que tras varios años de ir y venir, debido al traslado profesional, no voluntario, de mi pareja a Zürich, decidimos finalmente instalarnos aquí, para poder tener una vida en pareja un poco más equilibrada.

Y he de decir que estos dos años, no han sido fáciles para mi. Llegar y adaptarte a un país de habla extranjera, con una cultura totalmente diferente, una alimentación casi antagónica y unas costumbres dispares a las nuestras, no es tarea sencilla.

Comenzando desde los horarios, aquí veo a mis vecinos levantarse a las 5h de la mañana como algo muy común, hacer ejercicio a las 6h y acostarse a las 21 o 22h.

Al principio tardaba 2 horas en hacer las compras básicas, ya que desconocía los productos y no sabía que comprar. Las costumbres a la hora de dirigirme a las personas y saludar, también variaban totalmente y sobre todo la sociabilización, contrapuesta a la nuestra.

Yo, una vasca de mundo, ¡muy viajada!, acostumbrada a estar siempre de reuniones sociales, pasé a tener una vida social nula, como inmigrante en un país extranjero, y comenzamos a hacer lo que siempre habíamos criticado, buscar grupos de españoles en nuestra zona geográfica, porque, teníamos una necesidad de integrarnos brutal y de hablar con alguien que comiera tortilla de patatas de forma natural.

Personas con las que tal vez, en otras circunstancias, no nos hubiéramos relacionado por aficiones ó afinidad de carácter y que como de un imán se tratara, nos veíamos atraídos a ellos, simplemente por tener una lengua común.

Nos veíamos pensando y hablando siempre de lo bueno que tiene España, o voy más allá, ampliamos nuestro círculo a todo Latinoamérica porque, nuevamente, nos parecían más parecidos a nosotros que el resto, porque compartíamos una lengua común. Incluso mi marido que es bilingüe, ya que nació en este país, se seguía viendo más parecido a “ellos”, por hablar su misma lengua, al ser hijo de españoles.

Y sin darnos cuenta, volvimos a cometer los mismos errores, no solo nosotros, todos los latinos con los que me he relacionado durante estos dos años, buscando el fallo en el otro y sin ver la viga en nuestro propio ojo.

Hasta que hace unos meses decidí que si quería subsistir en este país y ser feliz, tenía que cambiar yo, no el resto del mundo y me apliqué todos mis años de coaching a mi misma y comencé a ver, la preciosa casa que tengo, lo divertido de la diversidad cultural, todo lo que estaba aprendiendo y sobre todo, comencé a ver el mundo con otros ojos y aprendí que, es muy fácil criticar a los inmigrantes que llegan a tu país y no se adaptan, pero, ¿has sido inmigrante alguna vez para poder saber lo que sienten esas personas?.

Y con esto no doy la razón a los que no se integran después de 10 años en un país, pues en mi casa me enseñaron un dicho que siempre he intentado llevar a rajatabla, “donde fueres haz lo que vieres”, pero si abro el debate a la apertura de miras en este tan controvertido tema.

Desde mi estudio donde trabajo, en la Selva Negra Alemana, lanzo una lanza a favor de la adaptación al cambio y a evitar los prejuicios raciales sin conocimiento de causa y les invito a intentar mirar a esas personas desde los ojos del corazón y no de la mente. Tal vez así, podamos ayudar a que se integren en un país que no es el suyo.

Dejo el difícil debate de la inmigración abierto….

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