La Línea de la Concepción, española

Una campaña electoral exacerba sentimientos, magnifica promesas y genera confrontaciones políticas que entran dentro de la lógica en una pugna por el electorado. Hay quien dice que en España hemos entrado en una campaña electoral permanente, diaria y continua. Lo comparto parcialmente. Pero, en cualquier caso, esta semana está en vigor una campaña electoral oficial debido a las elecciones autonómicas en Andalucía. Y, aunque se trate de unas elecciones regionales, de lo que menos se habla es de la región en cuestión.

Muchos minutos son ocupados por el tema catalán, otros muchos por el Gobierno de España y el último y más reciente monográfico ha sido sobre el Brexit y sus posibles consecuencias sobre Gibraltar. Y mientras tanto, no se habla de la gestión política llevada a cabo durante más de treinta y seis años de gobiernos socialistas. Y mientras tanto, no se habla del 22,6% de desempleo en la región andaluza (según datos de la última EPA). No les extrañe si les digo verdades como puños: Todos estos temas, aparte de curiosos no dejan de ser intrascendentes para lo realmente importante. Son globos sonda, que llenan titulares, que levantan pasiones, pero con poco contenido para el día a día. Por tanto, me temo, estimados lectores, que la recuperación de Gibraltar no reducirá el paro en Andalucía. Nos hará muy españoles, eso no lo dudo. Reforzará el orgullo de la patria frente al opresor inglés, también. Pero no mejorará los índices de pobreza de la región. Índices, por cierto, alarmantes.

Para hacer un ejercicio visual, imagínense que van a la Línea de la Concepción. Este municipio fronterizo con Gibraltar tiene el dudoso mérito de ser la cuarta ciudad con más paro de toda España, solo por detrás de Linares, Córdoba y Jerez. Y como ustedes saben, son muchos los trabajadores españoles de la Línea que cruzan cada mañana para trabajar en la colonia británica. Y me planteo si un ciudadano británico de Gibraltar al ver lo que se cuece al otro lado de la frontera querría dejar el imperio de Shakespeare para pasarse al español, con el beneplácito de quedarse dentro de la Unión Europea. ¿Y saben qué? Pues que me entran las dudas. Unas dudas razonables. Y entonces me pregunto el motivo por el cual con tantas campañas electorales poco se ha hablado de La Línea que, por cierto, sí es un municipio español. Y me pregunto el motivo por el cuál queremos expandir nuestro Estado pese a que ello suponga sumir en la pobreza a más territorios.

Y con tanta pregunta, dudo de este patriotismo estéril de bandera y pulserita que poco problema resuelve. Miren, con el tema del Brexit estando en el tintero, tal vez era el momento de plantear la reconversión de todas las áreas anexas como motor industrial, turístico o de modernización del sector primario. Dar herramientas a los municipios fronterizos para atraer inversión, reducir paro y acabar con la pobreza. Pero resulta que esto no vende periódicos ni sirve para tuits. Mientras tanto, seguiremos con la bandera y la pulserita gritando por la expansión del país. Mientras tanto, seguirá la pobreza allí. Se discutirá de Cataluña, plurinacionalidad y otros muchos temas que son polémicos, a la vez que se olvidan otros que pese a más importantes generarían consenso. ¿Consenso hoy en día? Menudo escritor extraño.

Termino con un grito a favor de la campaña La Línea de la Concepción, española. Menudo escritor radical.

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