Branded content

Marruecos: el alma del desierto y la hospitalidad infinita

Mujer observando lámparas en un zoco de Marrakech
Marrakech es un destino vibrante lleno de historia

Marruecos despliega un universo sensorial donde se mezclan los colores del zoco, el olor a especias, el rumor del mar y el silencio del desierto. Es un país de contrastes que conquista por su diversidad paisajística, su patrimonio histórico y la calidez de su gente. Desde las montañas del Atlas hasta las dunas del Sáhara, cada rincón ofrece una experiencia única, marcada por la autenticidad y la belleza. ¿A qué esperas para viajar a Marruecos?

Marrakech: el latido del país

Ningún viaje a Marruecos estaría completo sin descubrir Marrakech, la ciudad más vibrante del país. Fundada en el siglo XI, su medina amurallada es un laberinto fascinante de callejones, riads y zocos donde el tiempo parece haberse detenido. Los puestos rebosantes de alfombras, lámparas y especias se mezclan con el aroma del té a la menta y el sonido constante de los artesanos trabajando el cuero o el metal.

La mítica plaza Jemaa el-Fna es el corazón palpitante de la ciudad: un teatro al aire libre donde narradores, músicos y encantadores de serpientes dan vida a un espectáculo cotidiano que se intensifica al caer el sol. A pocos pasos, los Jardines Majorelle, con su azul intenso y vegetación exótica, ofrecen un remanso de calma que enamoró a Yves Saint Laurent.

En las afueras, el Palmeral y los nuevos barrios de Gueliz y Hivernage muestran el rostro moderno de Marrakech, con hoteles de lujo, restaurantes de diseño y una escena cultural cada vez más dinámica.

Fez: la cuna de la tradición

Si Marrakech es el alma moderna, Fez es el espíritu ancestral de Marruecos. Su medina, una de las más antiguas del mundo islámico, es Patrimonio de la Humanidad y un auténtico laberinto de historia viva. Aquí los burros aún transportan mercancías, los talleres de tintoreros colorean el aire y los minaretes marcan el ritmo del día.

La madraza Bou Inania, joya del arte meriní, y la mezquita Al-Qarawiyyin, considerada la universidad más antigua del mundo, son solo algunos de los tesoros arquitectónicos que se esconden entre sus más de 9.000 callejones. Fez es también un paraíso para los amantes de la artesanía: cerámica, cuero, mosaicos y tejidos se elaboran con técnicas transmitidas de generación en generación.

Visitar Fez durante tu viaje a Marruecos te permitirá trasladarte al pasado, logrando una inmersión total en la historia del país. Aquí, la tradición no es un decorado, sino una forma de vida.

Chefchaouen: el encanto azul del Rif

Mujer con vestido rojo paseando por callejón azul en Chefchaouen
Descubre la belleza de Chefchaouen, la perla azul de Marruecos

Entre las montañas del norte, Chefchaouen parece un sueño pintado en tonos de cielo. Este pequeño pueblo, conocido como “la perla azul”, fascina con sus callejones empinados, sus puertas de madera y sus patios cubiertos de buganvillas. La pintura azul que cubre sus fachadas tiene origen religioso —se dice que simboliza el cielo y la espiritualidad—, aunque también actúa como defensa natural contra el calor y los insectos.

Chefchaouen es el destino ideal para quienes buscan calma y autenticidad. Se puede pasear sin rumbo, visitar los talleres de artesanos locales, disfrutar de la gastronomía bereber o simplemente contemplar el atardecer desde el mirador de la mezquita española, con la ciudad teñida de azul bajo la luz dorada.

El Sáhara: donde el silencio tiene voz

Mujer en vestido rojo disfrutando del desierto de Marruecos
El vasto desierto de Marruecos, un lugar de belleza infinita

Nada se compara con la emoción de adentrarse en el desierto. Desde Marrakech o Fez, los caminos serpentean entre gargantas, oasis y pueblos de adobe hasta llegar a Merzouga o Zagora, las puertas del Sáhara. Allí, las dunas del Erg Chebbi o del Erg Chigaga se extienden como olas de arena que cambian de color con la luz del día.

Pasar una noche en un campamento nómada bajo un cielo de millones de estrellas es una experiencia que trasciende cualquier viaje. El sonido del viento, el fuego compartido, la música bereber y la inmensidad del paisaje invitan a desconectar del mundo y reconectarse con lo esencial.

También se puede recorrer el desierto a lomos de dromedario o en vehículos 4x4, visitar kasbahs fortificadas como Aït Ben Haddou —escenario de numerosas películas— o cruzar el Valle del Draa, repleto de palmerales y pueblos tradicionales.

Casablanca y Rabat: modernidad y elegancia atlántica

El Marruecos atlántico ofrece una cara diferente, más cosmopolita y contemporánea. Casablanca, centro económico del país, sorprende por su arquitectura art déco y su energía urbana. La mezquita Hassan II, construida parcialmente sobre el mar, es una de las más grandes del mundo y un símbolo del Marruecos moderno y orgulloso de su herencia.

A poco más de una hora, la capital Rabat combina monumentalidad y serenidad. Sus bulevares arbolados, sus jardines y su medina tranquila la convierten en una ciudad elegante y equilibrada. Entre sus principales atractivos destacan la Kasbah de los Oudayas, el Mausoleo de Mohamed V y la Torre Hassan, un minarete inacabado del siglo XII que se alza como un emblema histórico frente al río Bou Regreg.

Gastronomía y hospitalidad marroquí

La cocina marroquí es una fiesta de sabores, especias y texturas. El tajine, cocinado lentamente en cazuela de barro, y el cuscús, plato nacional por excelencia, son solo el principio. En los zocos abundan las brochetas, las aceitunas, los dulces de miel y almendra, y el omnipresente té a la menta, símbolo de bienvenida y convivencia.

Pero más allá de la comida, Marruecos conquista por su hospitalidad genuina. Desde los lujosos riads hasta las casas familiares del Atlas, el viajero siempre es recibido con una sonrisa, un té y una sensación de pertenencia. En un mundo cada vez más rápido, aquí el tiempo se detiene para compartir, conversar y mirar a los ojos.

Un viaje de mil paisajes

Mujer contemplando el paisaje desértico en Marruecos

Montañas, desiertos, valles, playas y ciudades imperiales: Marruecos es un mosaico de paisajes y culturas. Se puede esquiar en el Atlas por la mañana y dormir entre dunas al caer la noche. Se puede perder la noción del tiempo en una medina y reencontrarla frente al océano.

Viajar a Marruecos es una experiencia sensorial completa: un lugar donde los colores tienen aroma, el silencio tiene forma y cada mirada cuenta una historia. Quien lo visita no solo descubre un país, sino una forma diferente de entender la vida: pausada, profunda y hospitalaria.

La red de agencias de viaje azulmarino –con cerca de 200 oficinas en España- está especializada en viajes a Marruecos, destino al que llega con vuelo directo desde Palma de Mallorca. ¡No lo pienses más y descubre Marruecos!

---------------------------------------------------------------------------------------------------------

Ofertas a Marruecos con vuelo directo desde Palma de Mallorca:

  • Circuito Marruecos Ciudades Imperiales I con vuelo incluido Marrakech – Fez.

8 días / 7 noches en hoteles de 3* Sup / 4* y régimen de media pensión. 1.173€

Consulta fechas y condiciones en azulmarino.com o en tu oficina más cercana:

  • Palma. c/Bonaire, 26. 971086753
  • Llucmajor. San Noguera, 2. 971258185
  • El Molinar. Carrer de Llucmayor, 63. 971241838
Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias