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Miura regresa a lo grande a Inca: Escribano a hombros en una tarde histórica

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Escribano, en un desplante al primero de su lote

Volvió Miura a Inca, y con él, el peso de la historia. Desde 1928 no pisaban los toros de la legendaria divisa sevillana el albero de la plaza mallorquina, y este Domingo de Ramos, con el cartel de “no hay billetes” colgado en taquilla, se escribió una página de oro en la tauromaquia insular. Una plaza abarrotada, una afición entregada y un cartel de altos vuelos hicieron el resto. Fue Manuel Escribano, sin lugar a dudas, quien rubricó la tarde con letras de triunfo, abandonando la plaza en volandas tras cortar una oreja a cada uno de sus enemigos.

Abrió el festejo "Miracielo", número 17, un utrero de Miura reservado para Léa Vicens, quien lo lidió con solvencia desde el caballo. El toro, codicioso y con movilidad, permitió lucirse a la rejoneadora francesa, que brilló sobre Bético en las primeras banderillas y luego con Diluvio, en una faena de temple y ajuste. Cerró con Greco, aunque la fortuna le fue esquiva con el rejón de muerte. Tras varios pinchazos, hubo saludo desde el tercio.

El primero de lidia a pie fue "Butaquero", número 7, que correspondió a Manuel Escribano. El sevillano lo recibió con una larga cambiada y verónicas muy templadas. Tras un fuerte puyazo, se lució en un quite por navarras y firmó un soberbio tercio de banderillas, compartido con Colombo, donde sobresalió un quiebro al violín que puso al público en pie. La faena de muleta tuvo firmeza, estructura y temple, con series por la diestra de gran ligazón y naturales de bello trazo. Concluyó con un estoconazo y cortó una oreja tras un aviso.

En tercer lugar saltó "Luminoso", número 26, para Jesús Enrique Colombo, quien saludó con garbo y se lució en un quite por chicuelinas. En banderillas, volvió a destacar su poderío. Con la muleta, sin embargo, tuvo que enfrentarse a un toro reservón, que se quedaba corto y buscaba siempre el engaño por abajo. Se mostró firme el venezolano, aunque la faena no remontó. Mató de dos pinchazos, media y descabello. Palmas tras aviso.

Volvió al ruedo Léa Vicens con "Variado", número 53, de Fermín Bohórquez. Inició con rejones de castigo certeros y brilló en el tercio de banderillas, primero con Bético, y luego con Aladin, caballo tordo de ágil embestida, con el que clavó con limpieza y elegancia. El toro, parado al final, dificultó la suerte suprema, pero un medio rejón certero bastó para que se le concediera una oreja, con fuerte petición de la segunda.

El quinto fue "Hatero", número 54, otro toro de Miura de alegre salida, al que Escribano saludó con verónicas rematadas con una media en la boca de riego. El quite por faroles, cerrado con vistosa revolera, puso aún más ambiente. En banderillas volvió a lucirse junto a Colombo. La faena de muleta, profunda y con mando, se construyó sobre la base del temple y la expresión. Destacaron las series al natural, de gran plasticidad, y las manoletinas finales. Pinchó antes de dejar una estocada desprendida. Otra oreja.

Cerró plaza "Bolichero", número 22, con sus 620 kilos de volumen y poder. Colombo lo recibió con solvencia y se lució en el tercio de banderillas, clavando en la misma cara. El toro, escasamente castigado en varas, llegó con peligro al último tercio, embistiendo con feísimas intenciones. Justo cuando el diestro se perfilaba para matar, un apagón eléctrico dejó la plaza a oscuras. A media luz, con temple y serenidad, dejó una estocada entera. Silencio.

Como reflejo del carácter excepcional de la cita, el callejón reunió a grandes nombres de la tauromaquia como Pepín Liria, Toñete y David Galán, testigos privilegiados de la gesta. En los tendidos también se dejaron ver figuras relevantes de la cultura balear como el célebre artista Miquel Barceló, y políticos como Gabriel Le Senne, Fulgencio Coll o Maria Salom.

La corrida tuvo lugar tras la entrada en vigor de la nueva normativa que permite la asistencia de menores a los espectáculos taurinos. El regreso del toro a la isla se hizo posible gracias a dos decisiones clave: primero, el Tribunal Constitucional anuló la llamada "ley de toros a la balear", y posteriormente, en octubre de 2024, el acuerdo de PP y VOX derogó formalmente la prohibición. Fruto de ello, en los tendidos se vieron numerosas familias, en una escena inédita en años.

La expectación fue tal que el festejo comenzó con media hora de retraso, debido a la masiva afluencia de público que llenó hasta la bandera los tendidos de la vieja plaza. Tarde de toros, tarde de historia. Inca volvió a vibrar con Miura, y la Fiesta Nacional recuperó, al menos por un día, el pulso de su antigua gloria.

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