La tecnología y la interpretación sesgada de sus aplicaciones le han hecho mucho daño al fútbol, sobre todo de cada al aficionado. Los datos de posesión que se insertan en las transmisiones de televisión conforman una trampa en la que caen ingenuamente tanto el público como jugadores y técnicos. No tiene nada que ver cómo tiene la pelota el Barça, por ejemplo, que lo que hace con ella el Mallorca, según Utz Claassen el segundo equipo que mejor fútbol practica de la categoría. Siendo así no se entiende que cesara a Ferrer, artífice de tal clasificación virtual e imaginaria, pero la cabeza del alemán da para mucho si a ello añadimos que no hace mucho y en presencia de varios técnicos municipales y otras personas, pronosticó el ascenso del Almería. En su quiniela también entraba el Zaragoza, que ya hemos visto cómo se las gasta después de que, ayer mismo, echara a su entrenador y, de paso, al director deportivo. Pura coherencia de acuerdo con sus objetivos.
El dominio del balón que ejerce el actual equipo de Pepe Gálvez, no sirve para nada. Evidentemente siempre es mejor retener el cuero, pero en función de lo que seas capaz de hacer con él. Si lo mantienes en tu poder sesenta de los noventa minutos y sólo eres capaz de generar dos o tres oportunidades de gol, con el agravante de no disponer de un delantero que las transforme, estás haciendo lo mismo que tu contrincante sometido a un menor estrés. Sin buscar ejemplos lejanos, las ocasiones más claras de los locales el pasado sábado, se produjeron cuando más dominaban los visitantes. Verdaderamente en los tres últimos partidos el dibujo táctico responde con mayor exactitud a las características de los jugadores, pero el resultado del cambio experimentado no es muy diferente.
Donde no estoy de acuerdo con el de Peguera es en que sus pupilos han sido superiores al Tenerife y el Girona con la excepción de tres minutos fatídicos. Las fuerzas se han igualado en las segundas partes de ambos encuentros. Si, incomprensiblemente, pero lo hicieron.
No obstante y en su descargo debemos reconocer que, en general, lo que sucede en el campo no es más que el reflejo de cuanto se cuece arriba, en los despachos. Si son tan buenos y aún hablamos de ascenso, no hay por qué entonar ningún acto de contrición. Mensaje equivocado si es que queda alguien que sea capaz de creerse al mensajero.
Por cierto, pregunten qué equipo llevó la batuta en la matinal de Lloseta. Cuando les cuenten que fue el Atlético Baleares, luego pregunten por el resultado. En Alemania el turrón sabrá amargo.