Ese viernes comenzó con un cosquilleo en el estómago: supe que sería un día especial, lleno de amor y cariño. Rescaté ese vestido que había comprado en un viaje a París y pensé que hoy era el momento perfecto para lucirlo, porque la ocasión lo merecía. De camino a la boda, comentábamos con mi amiga Eva Pérez lo nerviosas que estábamos, y no podía dejar de imaginar los nervios de María en esos momentos previos.

Pocos minutos del centro de Palma de Mallorca, en lo alto de una colina y con espléndidas vistas de la bahía, se encuentra la magnífica finca Bellagre ('bello campo' en latín), la casa familiar de María Juan de Sentmenat. Una finca con historia, que ha sido testigo de generaciones y de momentos únicos, y que esa noche recuperó todo su esplendor para recibir la boda de María y Patrick.

Cuando vi a María bajando las escaleras de Bellagre, con su vestido asimétrico blanco y una lazada negra que caía hasta el suelo, fue imposible no sentir que la noche empezaba con un momento inolvidable. Estaba espectacular, elegante y segura, irradiando una belleza que se mezclaba con la historia y el encanto de la finca. Bellagre brilló y ella brilló con él.

Fotos Santino Lamorte

La música estuvo a cargo de Paco Colombás, quien creó una banda sonora impecable para toda la noche. Sonó de todo: desde Alaska hasta Frank Sinatra, porque de eso se trata la vida: de contrastes, de mezclas inesperadas, de vivir cada momento con intensidad. Bailamos, brindamos con champagne a la luz de las velas, y la alegría se extendía por cada rincón. Había conversaciones, risas y abrazos por todas partes, un ambiente cálido y maravilloso que hacía sentir que estábamos viviendo una celebración inolvidable.

Entre los invitados se encontraban nombres queridos y reconocidos: Juan Ferragut, Susy Gómez, Joaquín Prat Sandberg, Evelyn Morell, Marcos Ybarra, Alberto Tomás Galmés, Esteban Mercer, Ben y su futuro marido Fer, Omar Hernández que vino desde New York con su pareja Guillermo, y el director de cine Rafa Cortés, entre muchos más... tantos que no cabrían en una crónica sin convertirse en un listado interminable de cariño. María tiene una familia maravillosa: su madre y sus hermanos, siempre presentes, siempre unidos. Y Patrick, además de un hombre elegante, es un súper padre y un gran amigo para todos los que lo rodean.

María eligió dos looks impecables. Para la ceremonia lució un vestido lencero blanco, sencillo y elegante, con un ramo de rosas blancas que completaba su aire delicado. Más tarde se transformó y apareció con el vestido asimétrico con lazada negra, moderno, sofisticado y completamente fiel a su esencia. Su entrada con ese segundo look fue uno de los momentos más admirados de la noche.

Los discursos fueron uno de los momentos más emocionantes. Su hija, María, y el hijo de Patrick, Alex, compartieron palabras llenas de amor, sinceridad y ternura, que hicieron que muchos, incluida yo, termináramos llorando. Fue un instante que reflejaba perfectamente la unión, el cariño y la admiración mutua que define a esta familia.

Bellagre revivió su espíritu más mágico, combinando su historia con una celebración moderna, elegante y llena de vida. Y cuando miré la hora, no podía creerlo: los minutos habían volado porque la estaba pasando tan bien, pero esta noche siempre quedará en nuestros corazones, con María y Patrick felices, radiantes y rodeados de cariño auténtico. viva el amor.