La resca que deja la Gala del Empresario del Año que organizó este jueves la CAEB deja muchos posos y todos positivos, según ha podido constatar El Infiltrado en voz de multitud de asistentes. Tras unos meses en los que el empresariado balear recibe ataques tanto desde la política como desde una parte de la sociedad, había la necesidad de dedicarse no sólo un acto sino un reconocimiento. Y eso es lo que hubo tanto desde el atril con los discursos de Joan Rossell y Carmen Planas como en los cocktails de bienvenida y de despedida.
Fue un acto de elevado tono democrático, sabidas las diferencias existentes entre el actual Govern y las patronales. Todo muy correcto en las representaciones de cada parte, en los gestos de unos y otros, y en los discursos oficiales. No había cuchillos guardados ni pistolas que desenfundar.
Carmen Planas se limitó a prestigiar al empresariado balear en un discurso que además fue emotivo. La presidenta de la CAEB estuvo a un paso de romper a llorar recurdando el carácter familiar de la mayoría de empresas de las islas, empezando por la suya. Por ahí fue también el presidente de la CEOE. Discursos sesudos que, como era de esperar, fijaban postura ante algunas decisiones del Govern, muy bien representado por el vicepresidente Biel Barceló y el conseller de Treball i Indústria Iago Negueruela. Ambos con corbata.
Barceló utilizó su discurso -en tono amable- para pedir a los empresarios que inicien una escalada de subida de salarios.
Clase política, con Bauzá y sin Podem, y representantes de las 80 organizaciones asociadas a CAEB en una noche que reconfortó a todos los asistentes, especialmente a Antoni Fontanet, elegido empresario del Año. Con más de 90 años va a diario a su oficina. La mayoría de los saludados anoche por El Infiltrado querían parecerse a Fontanet de mayores.