El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, parece haber perdido el control sobre su propia sucesión. A pesar de los esfuerzos realizados en los últimos meses por dejar “atado y bien atado” el relevo al frente de la Diócesis, todo apunta a que Roma no seguirá el plan que el prelado menorquín había imaginado.
Según ha podido saber El Infiltrado, los movimientos de monseñor Taltavull para influir en el proceso de nombramiento de su sustituto no habrían surtido efecto y su candidato de confianza, Mariano Gastalver, quedaría descartado.
Taltavull, que ya ha superado los 77 años, obtuvo en 2023 una prórroga excepcional de dos años más allá de la edad canónica de jubilación, fijada en 75 años. Durante este tiempo, ha tratado de ganar margen para preparar una transición controlada, manteniendo contactos directos en Roma y reforzando la figura de Gastalver, rector del seminario y prior de Lluc, a quien incluso acompañó en una audiencia con el Papa Francisco.
Sin embargo, en el Vaticano no ven con buenos ojos la idea de designar a un nuevo obispo sin experiencia previa en el episcopado. Roma no suele confiar diócesis relevantes, como la de Mallorca, a prelados que aún no hayan ejercido el ministerio episcopal.
En este contexto, el nombre que suena con más fuerza para ocupar el cargo es el de Francisco Conesa Ferrer, actual obispo de Solsona y anteriormente responsable de la Diócesis de Menorca entre 2017 y 2022. Conesa, además de contar con experiencia episcopal, conoce perfectamente la realidad eclesial de Baleares y mantiene una buena relación con la Conferencia Episcopal. Su perfil encaja con lo que busca el Dicasterio para los Obispos: continuidad pastoral, equilibrio institucional y conocimiento del territorio.
De confirmarse su nombramiento, los esfuerzos de Taltavull por pilotar su sucesión habrán caído en saco roto. La Santa Sede retomará así el control de un proceso que el actual obispo había tratado de dirigir desde la discreción, con el propósito de garantizar que su línea pastoral perdurase. Pero Roma parece decidida a marcar distancia y abrir una nueva etapa en la Iglesia mallorquina, con un prelado valenciano, con experiencia y ajeno al círculo más próximo al actual titular.
Se da por hecho que el papa León XIV firmará el nombramiento del nuevo obispo de Mallorca antes de final de año.








