La detención de Puigdemont

El pasado domingo el que en su día fue President de la Generalitat, honorable Puigdemont fue detenido por la policía alemana a escasos treinta kilómetros de su frontera con Dinamarca; ello evidencia que se eligió a Alemania para la detención por su propia legislación y por los planteamientos antisegregacionistas sin que a estas alturas del partido nadie, en su sano juicio, niegue que Alemania sea una democracia con todas sus garantías.

Con el Auto de procesamiento del pasado viernes y sobre todo con la detención referida la parte judicial del proces avanza hacía su final; dentro de unos meses se celebrará un juicio con el resultado que sea y que vendrá condicionado por una parte por las euro órdenes y por las acusaciones expresas que se hagan a cada uno de los procesados.

Sin duda el señor Puigdemont y sus secuaces no pasarán a la historia de Catalunya como unos políticos audaces y de gran talla política sino por ser unos pobres diablos que han hecho un flaco favor a Catalunya y más flaco aún a la causa del independentismo que tras este cúmulo de despropósitos pasará por una severa crisis.

Visto que el problema judicial va camino de resolverse es necesario plantearse como se soluciona el problema social; la sociedad catalana está dividida en dos bandos, aparentemente irreconciliables que han supuesto la ruptura de amistades, familias y la huida de empresas y eso se debe solucionar para que como sociedad pueda continuar avanzando.

Entre una cosa y otra, desde el inicio del llamado proces, Catalunya no tiene un gobierno que gestione sus quehaceres diarios, apruebe leyes y presupuestos y adopte las medidas necesarias. Es necesario que se nombre un gobierno autonómico y que se ponga a trabajar para recuperar los niveles de riqueza y bienestar de los que siempre han disfrutado.

Es la hora de la política y de la altura de miras; de ser capaz de negociar por ambas partes un marco en el que, desde el pragmatismo, se establezcan unos punto de partida que lleven a Catalunya a ser lo que fue. La primera cuestión es que ambas partes abandonen esa posición de máximos y la segunda es que los interlocutores sean personas de talla y no los mediocres políticos que han gestionado esta situación. Es el momento del diálogo y no de las revueltas, es el momento de reconocer que el proces ha fracasado y que el gobierno de España no puede fiarlo todo a las togas, los jueces no están para sacar las castañas del fuego al gobierno de turno; es más, a mi entender la judicialización de todo el proces ha sido una mala estrategia política que sin lugar a dudas a quien ha perjudicado ha sido a los ciudadanos.

Por último, no acepto que se diga que España no es una democracia plena; es un estado de derecho pleno con un sistema judicial mejorable pero adecuado, quienes critican ahora el sistema judicial son los mismos que loaban al juez Castro en su momento, ni era tan bueno antes ni es tan malo ahora. Simplemente es necesario un poco de criterio. Que pasen un buen día.

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.
Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias