El nuevo curso político que está comenzando lo hace bajo el signo de la ilusión. Se siente la recuperación económica. Muchas personas, especialmente jóvenes, intuyen que pueden conseguir pronto un puesto de trabajo o que mantendrán el que tenían en precario. Los más mayores ven que han sabido resistir el embate de la crisis y vuelven a recuperar la sonrisa. También un nuevo viento de optimismo recorre las empresas. Hay razones sobradas para ello. La temporada turística ha sido buena, el tejido productivo balear ha demostrado mucha solidez y, encima, ha funcionado la coordinación institucional y no ha habido ningún incendio forestal, todo un alegre presagio de que estamos ante un año redondo.
Ahora mismo ya se da por seguro lo que hace unos pocos años parecía resquebrajarse. El Estado del bienestar ha resistido. El Govern Bauzá ha impuesto una política de sacrificios y de austeridad que comienza a dar sus frutos. Está resurgiendo una sociedad fuerte, más curtida por la superación de las adversidades y más segura de sí misma. Pero sobre todo renace una sociedad ilusionada que ha recuperado la sonrisa. Los grandes logros humanos han sido siempre una conjunción común de energía positiva que siente que ha reconquistado el presente y que mira hacia el futuro. Balears se encuentra ahora en esta fase. Los problemas continúan siendo enormes, todavía quedan notables dificultades,pero el camino está trazado.
Ahora le toca al Govern, es este último tramo de legislatura, articular medidas y lanzar mensajes que solidifiquen este optimismo. Estamos en un momento clave. El 2015 ha de ser el año del definitivo despegue. Falta este último empujón por parte del Ejecutivo con nuevas medidas tendentes a fortalecer las empresas y a crear empleo. Pero los pasos más importantes ya están dados. Bauzá tiene el mérito de haber sabido tomar decisiones coyunturalmente impopulares que han acabado dando frutos. Escogió una ruta llena de escollos y pesares, pero la apuesta le ha salido prácticamente redonda. Llegar a la antesala del bienestar es difícil, pero conseguirlo supone, nada más y nada menos, que poner a una sociedad entera de nuevo en marcha y con la experiencia y la satisfacción de haber superado una etapa dura y traumática.