Calor, de verdad. Calor justiciero, abrasador, destructor de neuronas. No dudo de que a algunos se les han fundido los plomos. Han pasado cosas muy raras... Los mallorquines vamos a pagar 17,4 millones de euros de nuestro bolsillo —no sean ingenuos, la pasta del Consell de Mallorca la ponemos nosotros— para que el túnel de Sóller sea gratuito. Pagar para no pagar. Que el túnel que apoquinamos nosotros fuera de paganini me parece un engaño. Tan grande como decir ahora que va a ser gratis. Del Consell también nos ha llegado la noticia de que un descerebrado le ha enviado mensajes y dibujos tan cutres como ofensivos al presidente Miquel Ensenyat porque el hombre es homosexual y, por lo visto, al anónimo remitente eso le molesta. Ya tenemos al cabeza cuadrada homófobo de turno. De esta, seguro que lo hacen piloto de la avioneta de Hazteoir, que parece de pega porque no tiene matrícula y le faltan piezas. Vamos, que es de cartón piedra.
Para cromañones... Seguro que ya lo han visto, los borricos de Arran —esa especie de juventudes independentistas de extrema izquierda, o algo así, ya lo decidirán cuando crezcan — la han montado en Palma. Una vez dije de este tipo de gentuza que eran los «hijos bastardos del estado del bienestar» y David Abril me lo afeó en el Parlament. A los de Més les gusta disculpar a los cachorros, «es que son jóvenes» parecen decir. Lo que nos iría bien a todos sería que se buscaran un curro en lugar de hacer el vándalo para acabar chupando silla oficial, que es donde suelen acabar. O eso, o subvencionados para alguna de sus tomaduras de pelo pseudoculturales del estilo de La cría del canario rojo en Llubí en los tiempos de la Guerra Civil. Mucha revolución obrera, pero no los veo echando alquitrán en la carretera ni subidos a un andamio.
Me reprocho el hablar de estos catalanoborrokas cada vez que hacen una de las suyas, no debería dedicarles ni unas líneas. Reconozco que no puedo resistirme a su pueril agit-prop. Puede parecer poca cosa lo de tirar bengalas en el Paseo Marítimo, meterse en barcos que no son suyos o en un restaurante a molestar a los clientes. Que nadie olvide que eso es una flagrante invasión de la propiedad privada. Estas cosas suelen acabar mal. Imagino que es lo que buscan, una imagen para hacerse las víctimas. Ojo chavales, algún día alguien puede perder la paciencia y os va a tocar la cara para defender lo que es suyo. Y llegados al punto, de los mamporros no os salvan los mensajitos de apoyo de Més ni de la CUP, que del Twitter salen palabras, pero de las manos salen hostias. Y luego seguro que vais a denunciarlo a esa Justicia española que tanto aborrecéis para que Papá Estado os proteja. No se puede ser más tonto ni comiendo bombillas.
Pero claro, los de Més, como los de Arran, tampoco se enteran de muchas cosas. El diputado y coportavoz de Més per Mallorca David Abril —sí, otra vez él; les aseguro que no tengo ningún tipo de obsesión malsana con su persona— ha tenido un ataque de cuernos porque Biel Company ha ido a ver a Montoro para hablar de eso del dichoso Régimen Especial de Baleares, que es como el mete-saca, todo el mundo habla mucho más de lo que lo practica. Abril también quiere ir a los Madriles a verse con Montoro porque, claro, «si el PP va, yo también». No acaba de entender que hay vida más allá de la oposición y que, aunque no se lo acabe de creer, él forma parte del Gobierno balear. Por parte del Ejecutivo ya ha ido la consellera Catalina Cladera. A este paso el despacho de Montoro va a parecer el camarote de los hermanos Marx. Todos quieren hacerse un selfie con el ministro. Abril debe soñar con posar con una de sus camisetas reivindicativas junto a un pepero. Hablamos de Balti, pero ya na nadie se acuerda de una camiseta de color fosfi con el careto del Che Guevara estampado que tuvo a bien lucir nuestro diputado rojiverde. Si lo de llevar el careto del Che es casposo y viejuno, lo del fosforito supone un atentado al buen gusto que mataría a un sastre de Savile Row que la mirara de reojo. Eso sí, cada uno se viste como quiere, no seré yo el que juzgue los desvaríos estilísticos ni de los políticos ni de nadie.
Me pregunto qué va a pasar con los tarados de Arran. Cometen sus fechorías, las graban en vídeo, las difunden en Internet, y aquí no pasa nada. No estaría mal que el Gobierno balear, en lugar de multar a columnistas de opinión, se ocupara de estos niñatos prototerroristas. Ya puestos, la superregidora de Palma Angélica Pastor podría enviar a sus hombres de Harrelson de la Policía Local a la caza de Arran. Poco le basta a Pastor para movilizar a su GISD —el Grupo de Investigación y Seguimiento de Denuncias— cuando algo no le gusta y los pone a investigar —o a azuzar, quién sabe— denuncias de incitación al odio y esas cosas tan políticamente correctas y tan propias de estados libres como Irán o Cuba, que digo cuánto durarían los de Arran en La Habana si se pusieran a hacer el mongoloide en el malecón. Pastor debería escandalizarse por las tropelías de Arran con el mismo espanto que lo hace por los neonazis que aparecen de vez en cuando por la Playa de Palma. La basura de extrema izquierda hiede como la de extrema derecha. Es buena basura para que Emaya le meta mano y la mande a Son Reus. Que los reciclen o los incineren, tanto me da. Me refiero a sus planteamientos, a sus ideas, no a ellos, que luego Pastor dirá que hago apología de los hornos crematorios de Auschwitz. Cómo se ha puesto esto de escribir, a cada sílaba siento que piso una mina. Nunca se sabe qué palabra hará saltar la espita que te catapulte al juzgado.
Si usted, lector, es un un honrado ciudadano —cosa que le presupongo— y tiene pelotas, le planteo un sencillo ejercicio de desigualdad empírica. Le recomiendo que vaya a la Plaza de Cort, entre en el Ayuntamiento, suba al despacho de Angelica Pastor y le plante una bengala rosa y le riegue la melena con confeti mientras su mujer lo graba todo con la camarita que le regalaron al niño por la primera comunión. Luego le pide al crío que lo suba a Youtube y juntos se echan unas risas porque han llevado a cabo una «acción reivindicativa de autodefensa». Cuando aparezca la madera y toque a la puerta de su casa —porque para las cosas serias mandan a la Policía Nacional— les explica que usted está en contra del turismo asesino, del patriarcado y todo eso. Usted no puede ni soltarse una casta ventosidad en público mientras que los de Arran chulean de sus fechorías. Y si pensaban que esto era todo, lo peor, pero lo peor de lo peor, ha sido la escuálida respuesta del Gobierno balear. El mismo día en el que todo esto sucedía, los del PSIB no lanzaban ni un miserable tuit de condena. Eso sí, el senador Francesc Antich defendía en Madrid a los cachalotes del Mediterráneo, que tienen más derechos que un empresario de la restauración. Como podrá apreciar esto va de animales. A los que pagamos impuestos nos ha tocado ser ovejas mientras otros pueden comportarse como los cerdos de la granja Manor.
Todo esto pasa, en no menor medida, por la tibieza tradicional de la izquierda con sus exaltados. En lugar de apartarlos y echarlos a patadas como lo que son, parias indigentes neuronales, todo se les disculpa o, a lo sumo, se les regaña sin elevar la voz. No es lo mismo, no quiero establecer una analogía, tan solo espero que sirva para ilustrar mi argumento. Esta semana hemos asistido al desalojo de los jardineros okupas del solar denominado el Jardín de Epicuro en Palma. El solar fue adquirido por una inmobiliaria a un banco y reclamó a la justicia el desalojo de los hortelanos urbanistas. Resulta que devolver un solar a su legítimo propietario para el Ayuntamiento de Palma es «especular». Según IB3 TV el desalojo fue «tranquilo a pesar de la presencia de tres furgones policiales»... Ojo a la expresión «a pesar», lo que da a entender la fiebre entre aftosa y roja del redactor de turno. Burradas de tal calibre he escuchado unas cuantas en los últimos días.
Bien pudiera ser que las burradas sean cosa del calor horroroso que padecemos... Hemos visto cosas muy raras por culpa de las altas temperaturas: al conseller de Medio Ambiente Vicenç Vidal descamisado detrás de un tractor, a Ana Aguiló pintando su casa encaramada en un escalera con una combinación negra y sandalias plateadas... También nos queda la negra ironía de que un hombre que se jugó la vida en incontables ocasiones en los circuitos haya muerto a consecuencia de un accidente de tráfico. Vaya desde aquí mi abrazo para los familiares y amigos de Ángel Nieto.
Para mi la noticia de la semana ha sido el tomarme un par de horas libres y largarme al cine a estar fresquito y a ver Dunkerque, que soy muy fan de la Segunda Guerra Mundial y de Christopher Nolan, con lo que las expectativas eran elevadas... Y también el canguelo, porque no veía a Nolan dirigiendo una peli de guerra. Obra maestra, oigan. Me gustaría hablarles de la patética polémica que se ha montado en Francia porque se sienten ignorados, o de los que critican que Nolan ha hecho un panfleto y algunas memeces más. Pero esas son otras historias...