Causa verdadera inquietud conocer los detalles de los planes criminales que estaban elaborando los presuntos yihadistas detenidos el pasado jueves en Mallorca, en una operación antiterrorista llevada a cabo por la Policía Nacional junto a otros organismos de seguridad de otros países y también transnacionales. Una operación supervisada por la Audiencia Nacional y que cabe calificar de brillante pues permite poner a buen recaudo a los cuatro detenidos en Mallorca, acusados de pertenecer al Daesh y de adoctrinar a terceros individuos. El juez Santiago Pedraz ha ordenado su ingreso en prisión provisional por el delito de integración en organización terrorista.
Lo que más alarma ha causado ha sido la constatación por parte del magistrado juez que uno de los detenidos habría planeado acciones violentas. Concretamente, una matanza apuñalando indiscriminadamente a los transeúntes en la plaza del Ayuntamiento de Inca, con la intención de convertirse en mártir.
No cabe duda de que estas informaciones generan desasosiego, pues nos hace constatar que nadie está a salvo de la acción de un terrorista dispuesto a morir causando el mayor daño posible. Sin embargo, hay que reconocer la eficacia de las Fuerzas de Seguridad bajo el mando del Ministerio del Interior, que realizan una labor encomiable y son capaces de detectar a individuos que suponen una grave amenaza para la seguridad de los ciudadanos. Estas actuaciones preventivas, que tan a menudo vemos en diversos lugares del territorio nacional, refuerzas la sensación de que tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil, no bajan la guardia.
Desde este punto de vista, solo cabe reforzar la llamada a la tranquilidad que han lanzado las autoridades y por supuesto, felicitar a los funcionarios que han participado en esta operación modélica y ejemplar que ha supuesto la retirada de la circulación de cuatro potenciales terroristas.
